Quantcast
Channel: Dermapixel
Viewing all 1254 articles
Browse latest View live

No solo de las rosas vive la esporotricosis

$
0
0
Probablemente, la esporotricosis es la micosis profunda más frecuente en todo el mundo. El hongo que la produce es un saprófago que se encuentra frecuentemente en los suelos, maderas en descomposición, musgos, etc., aunque todos lo asociamos con los rosales (típica pregunta de MIR). Recientes estudios moleculares han demostrado que Sporothrix schenckii es en realidad un complejo formado por al menos 6 especies diferentes en cuanto a distribución geográfica, propiedades bioquímicas, nivel de virulencia y respuesta al tratamiento: S. albinas, S. brasiliensis, S. mexicana, S. globosa y S. schenckii sensu stricto.

La esporotricosis puede observarse en cualquier parte del mundo, con algunas áreas de “hiperendemicidad”, siendo particularmente frecuente en países tropicales y subtropicales (en Perú la incidencia reportada es de 1/1.000 casos/ año, mientras que en Estados Unidos es de 1-2 casos por millón).
Sin predilección por edad, sexo ni raza, la aparición de la enfermedad depende de que el hongo esté en el ambiente y que además encuentre una puerta de entrada. La predominancia de varones se cree que es debida a una mayor exposición más que a una mayor predisposición. La inoculación traumática es la razón por la que las extremidades (sobre todo superiores) y las partes descubiertas se afectan con mayor frecuencia.

Un mes más tarde de iniciar tratamiento con itraconazol

La enfermedad es endémica en áreas rurales y entre profesionales en contacto con plantas, como granjeros, guardas forestales, jardineros, floristas, etc. Y aunque se supone que la inoculación es de origen traumático a partir de espinas, rozaduras con el suelo, astillas, etc., solo entre el 10 y el 62% de los pacientes recuerdan algún antecedente de este tipo. Los animales no se consideran como una fuente relevante de infección en humanos, pero la transmisión zoonótica se ha descrito a partir de picaduras de insecto, manipulación de pescado y mordeduras (sobre todo de gatos, pero también de perros, ratas, reptiles, caballos, etc.). La posibilidad de transmisión entre personas a partir de heridas infectadas se desconoce.
El periodo de incubación es variable y no demasiado conocido, desde varios días hasta pocos meses (se considera que la media es de unas 3 semanas).

Lesiones en fase de resolución, un mes más tarde

Se conocen tres formas clínicas cutáneas: la linfocutánea, la cutánea simple y la cutánea diseminada. Las formas extracutáneas o sistémicas ocurren por diseminación hematógena a partir del sitio de inoculación, del ganglio o de las formas pulmonares en pacientes inmunocomprometidos. En niños la clínica es similar, pero la afectación facial es mucho más frecuente.
  • Esporotricosis linfocutánea. Es la forma más frecuente (70-80%), afectando sobre todo las extremidades. Se caracteriza por la aparición de una lesión nódulo-ulcerativa y posteriormente, lesiones similares siguiendo el trayecto linfático, con o sin adenopatías regionales. Suelen ser lesiones bastante indolentes, aunque en ocasiones pueden picar y ser dolorosas.
  • Esporotricosis cutánea simple. Es menos frecuente y cursa con lesiones localizadas en el lugar de inoculación, sobre todo en la región facial, con pápulo-pústulas, nódulos o placas verrugosas, que obligan a un amplio diagnóstico diferencial. Esta forma suele responder mejor al tratamiento, habíendose descrito incluso remisiones espontáneas.
  • Esporotricosis cutánea multifocal o diseminada. Se diagnostica cuando aparecen tres o más lesiones afectando dos o más territorios anatómicos distintos, habitualmente por implantación del hongo en diferentes áreas o más raramente, por diseminación hematógena.
  • Esporotricosis extracutánea. Es la forma más grave y suele manifestarse en un contexto de inmunosupresión (diabetes, infección por VIH, uso de corticoides, neoplasias, etc.), en forma de sinusitis, afectación pulmonar, meningitis o endoftalmitis, aunque la forma osteoarticular es la más frecuente (confundiéndose a menudo con una artritis reactiva). La osteoartritis suele cursar sin lesiones cutáneas, con un dolor menos severo que otros tipos de artritis bacteriana, pero es muy destructiva, entre otras cosas porque el diagnóstico suele retrasarse mucho.

La clave para el diagnóstico es la sospecha clínica (una vez más, hay que saber lo que se busca para poder encontrarlo), pero el diagnóstico diferencial es amplio, englobando la tuberculosis cutánea, leishmaniasis, nocardiosis, cromoblastomicosis, blastomicosis, paracoccidioidomicosis y micobacteriosis atípica (dependiendo de la localización geográfica). Las lesiones ulceradas pueden incluso recordar un pioderma gangrenoso.
La biopsia no suele ser específica y puede confundirse con otras enfermedades granulomatosas (por hongos, tuberculosis, lepra, sarcoidosis o granulomas a cuerpo extraño), con unos hallazgos histológicos variables, aunque en ocasiones pueden visualizarse los elementos fúngicos con tinciones especiales, o incluso el llamado fenómeno de Splendore-Hoeppli (cuerpos asteroides), que no es patognomónico, pero es precioso.

Fenómeno de Splendore-Hoeppli (en un eumicetoma). Foto: Dra. Mª. Teresa Fernández-Figueras

Respecto al cultivo, las diferentes especies de Sporothrix pueden crecer a partir de la biopsia cutánea o de otras muestras (esputo, pus, líquido sinovial, líquido céfalo-raquídeo) en agar Sabouraud y otros medios. Las colonias iniciales que se observan a 25ºC son lisas y de color crema, transformándose en color marrón-negro después de varias semanas debido a la producción de melanina. El estudio microscópico del cultivo muestra hifas que producen conidios del tipo simpodulosporas o radulosporas.

No está indicada de rutina la realización de otros estudios de imagen a no ser que la sintomatología haga sospechar una posible afectación extracutánea.

La resolución espontánea es extremadamente rara, de manera que prácticamente todos los pacientes van a precisar tratamiento una vez diagnosticados. La duración del mismo, de 3 a 6 meses, es algo arbitraria, pero cualquier tratamiento debe mantenerse al menos 4-6 semanas después de la curación clínica y micológica. En las formas cutáneas no complicadas, el tratamiento de elección consiste en itraconazol 200 mg/d hasta 4 semanas de la resolución de las lesiones. Una alternativa económica y asequible es la solución saturada de yoduro potásico (que deberemos formular), aunque su mecanismo de acción no se conoce completamente (probablemente por inhibición de la formación del granuloma). El fluconazol puede ser otra alternativa (solo o en combinación con el yoduro potásico), así como la terbinafina (aunque no existe consenso acerca de la dosis óptima, 250-1.000 mg/d). La anfotericina B liposomal, flucitosina y los nuevos antifúngicos (posaconazol) se indican en casos de afectación extracutánea o formas cutáneas diseminadas.

El caso de Esteban se resolvió después de 3 meses de tratamiento con 200 mg diarios de itraconazol, después de confirmar el diagnóstico mediante biopsia y cultivo. Si os interesa ampliar la información, os recomiendo estos dos artículos de revisión.

Y como la cosa hoy va de plantas y pinchazos, os dejo con este fantástico timelapse. De cactus.


Freaky Flowers: Echinopsis Cacti in Bloom from EchinopsisFreak on Vimeo.

La úlcera y el aloe vera

$
0
0
Josefina es una señora de 83 años, con bastantes problemas de salud: es diabética, tiene hipertensión arterial, glaucoma, y una artrosis que la ha hecho pasar por el quirófano en varias ocasiones (lleva una prótesis de cadera y otra de rodilla). En los últimos dos años apenas puede andar sin ayuda de unos bastones, y eso hace que pase la mayor parte del tiempo sentada en su butaca. Por eso sus hijos pensaron de entrada que esa pupa que le salió hace ya más de un año en la espalda era debida al apoyo casi continuo con el respaldo del asiento. Pero como que la lesión iba aumentando de tamaño lentamente consultaron con el médico, quien le recomendó que se aplicara una pomada antibiótica varias veces al día. Y como que la “pupa” seguía ahí (menos mal que no le picaba ni le dolía), y recordaba a una quemadura (aunque Josefina no se había quemado con nada, que ella sepa), empezaron a probar otras cosas. Fueron a la una herboristería a preguntar y les dijeron que el aloe vera iba muy bien para estas cosas. Primero compraron la crema de aloe vera, pero como que después de dos semanas la cosa no pintaba demasiado bien, y como que una vecina les dijo que mejor con la planta directamente, consiguieron “ordeñar” un cactus de esos (bueno, extrajeron la pulpa de la planta y con eso untaron la herida).


Un mes más tarde, volvieron a su médico de familia, quien tuvo a bien derivarnos a la paciente. Y hemos aquí a Josefina, con esta lesión de más de 6 cm en la zona lumbar, ulcerada, con unos bordes muy bien definidos y sobreelevados como podéis apreciar en la imagen (en cambio, otras zonas tienen un aspecto más bien atrófico).

¿Qué pensáis? En primer lugar el diagnóstico, claro. ¿Es una úlcera por decúbito o pensáis en otra cosa? Y luego el tratamiento, porque algo habrá que hacerle a Josefina, la pobre está harta de limpiar camisas. ¿O insistimos con el aloe vera? El miércoles seguiremos comentando el tema, ya que me lo habéis pedido por Twitter.

Mientras, hoy nos sumergimos en las aguas de Papúa...


Rolling in the Deep - Eastern Papua from Dustin Adamson on Vimeo.

Aloe vera. ¿Enemigo o aliado de la piel?

$
0
0
Lo primero que se nos vino a la cabeza cuando vimos a Josefina fue que eso no era una úlcera “normal”. Entre otras cosas porque (aunque efectivamente, la lesión estaba ulcerada), el borde se encontraba infiltrado al tacto, con unas pápulas perladas en toda la periferia y también en el interior de la lesión, coexistiendo con otras zonas atróficas. Así que, con la sospecha de carcinoma basocelular, realizamos una biopsia que confirmó nuestro diagnóstico, y un mes más tarde se lo extirpamos con anestesia local, sin más complicaciones.

Y como que de carcinoma basocelular ya hemos hablado en este blog (en nuestra primera entrada, o en esta úlcera que no se curaba), hoy vamos a dedicarle algunas líneas a una de las plantas más amigas de la piel en la sabiduría popular: el aloe vera.

Hoja de Aloe vera (imagen obtenida de Wikimedia Commons)

El Aloe vera (también conocido como sábila) es una planta suculenta de la familia Xanthorrhoeaceae, que crece desde el nivel del mar hasta los 200 metros de altitud en regiones subtropicales y templadas de ambos hemisferios, y también en el Mediterráneo. Existen más de 250 especies diferentes de Aloe, de las cuales a solo unas pocas se les atribuyen propiedades medicinales, siendo el Aloe vera la más potente. Aunque el aloe vera se ha utilizado desde tiempos remotos con fines curativos en varias culturas, como en la griega, egipcia, mejicana, india o china, la mayor parte de esas propiedades se basan más en un uso histórico que en una evidencia contrastada.

Se han identificado más de 75 ingredientes activos en las hojas del Aloe vera (antraquinonas, carbohidratos, enzimas, minerales, aminoácidos no esenciales, proteínas, azúcares, vitaminas, etc.), y aunque los efectos terapéuticos no se han sabido correlacionar con seguridad con ningún ingrediente en concreto, muchos de los efectos medicinales de esta planta se atribuyen a algunos polisacáridos presentes en el tejido parenquimatoso.

Lo que sí que es cierto es que todo ello mueve una potente industria en muchos países, ya que se vende como alimento funcional y es un ingrediente presente en multitud de cosméticos.

Pero, ¿qué cura el aloe vera? Según la literatura que nos revisemos, parece que estamos ante una panacea en forma de arbusto, ya que se le atribuyen propiedades antiinflamatorias, emolientes, antimicrobianas, antifúngicas, antipruriginosas, anestésicas, depurativas, y un largo etcétera, de modo que supuestamente estaría indicado en multitud de patologías, como la artritis, el asma, la candidiasis, el síndrome de fatiga crónica, la diabetes, la enfermedad inflamatoria intestinal, el lupus eritematoso, las úlceras, psoriasis, acné, quemaduras, herpes, cicatrices, y prácticamente cualquier cosa que se os pase por la cabeza).

Algunos investigadores han intentado ver qué hay de cierto en todo esto, y se han dedicado a llevar a cabo revisiones sistemáticas de todos los estudios publicados al respecto. Lamentablemente, solo encontraron 10 estudios que pudieron ser analizados (no sin problemas, al ser muy dispares en cuanto a metodología, y no sin pocos sesgos), que en su mayoría hacían referencia al uso tópico, en el que nos centraremos a continuación.

Cicatriz 1 mes después de la intervención de Josefina (sin aloe vera)

Pero, ¿qué dicen los estudios in vitro? Pues que los efectos del aloe vera sobre la proliferación celular son contradictorios. Algunos investigadores creen que esto pudiera deberse a que la savia tendría un efecto citotóxico, mientras que el gel podría promover el crecimiento celular. Algunos modelos animales para estudiar la curación de heridas con preparaciones de aloe vera aplicadas tópicamente sugieren que parece que sí, que el aloe vera tendría efectos positivos, pero el mecanismo se desconoce. Otros estudios enfatizan sus propiedades antiinflamatorias en ratas y ratones. Siguiendo con los estudios en animales acerca de la mayor rapidez de curación de quemaduras en cobayas tratados con un extracto de aloe vera, estos defienden que el mecanismo sería un aumento en la síntesis de colágeno y en las tasas de epitelización por el efecto del acemanano (manosa-6-fosfato) sobre la estimulación de los fibroblastos, sus efectos anti-inflamatorios y un efecto emoliente.
Cuando estas investigaciones se trasladan a seres humanos, uno esperaría encontrar una evidencia abrumadora, pero en realidad existen muy pocos estudios publicados al respecto. En el tema de las quemaduras de primer y segundo grado, el aloe vera ha demostrado sus beneficios, incluso contra tratamientos antibióticos tópicos. Y aunque hay algún estudio aislado en psoriasis y en herpes genital, esas otras indicaciones ya no las tengo tan claras.
Para lo que no ha demostrado que sirva el aloe vera es para prevenir la radiodermitis aguda, ni como tratamiento previo a la fotoexposición para prevenir las quemaduras solares (os tendréis que seguir poniendo fotoprotector). Y en un estudio que se llevó a cabo después de cirugía ginecológica comparando las curas estándar con la aplicación de aloe vera, la curación de las heridas se retrasó de manera significativa en las pacientes tratadas con aloe.
Respecto a sus propiedades emolientes, solo formulaciones con elevadas concentraciones de aloe vera (0,25-0,5%) incrementaron el contenido de agua del estrato córneo después de una aplicación, aunque la pérdida de agua transepidérmica no se modifica pese a incluir el aloe vera en la formulación de una crema hidratante, por lo que quizás sea a través de un mecanismo humectante sin más.

¿Y qué hay de la seguridad? Estudios en ratones no han revelado toxicidad aguda a dosis terapéuticas. Sin embargo, a dosis elevadas si se observó una disminución de la actividad del sistema nervioso central. Además, durante tratamientos crónicos, se constataron una disminución en el recuento de hematíes y espermatozoides, aunque esto último no se ha evidenciado en humanos a dosis habituales.
Aplicado tópicamente el aloe vera se considera un ingrediente seguro, aunque existen casos publicados de dermatitis de contacto. Se cree que algunos de estos casos pueden ser provocados a la preparación “casera” a partir de la pulpa del aloe vera, que podría contaminarse a partir de las antraquinonas presentes en la hoja, las cuales tendrían un potencial irritante.

Fenoxietanol "ecológico" (Euxyl K400)

Bueno, pues parece que algo hidrata, algo desinflama y algo ayuda en la curación de las heridas (en algunos casos). No está mal, pero ¿qué es mejor, exprimir la planta o comprarlo en crema o gel? Bueno, pues quien disponga del aloe vera y un poco de maña y paciencia, se puede dedicar a sacar la sustancia mucilaginosa del interior de las hojas. Lo que ignoro es la fecha de caducidad de este método de extracción, de manera que yo sería prudente. Tampoco me lo aplicaría en heridas abiertas por la posibilidad de contaminación al realizar la preparación, pero eso es solo sentido común. ¿Y las cremas que venden en farmacias, herboristerías, etc.? Yo os diría que en primer lugar os fijarais en la composición y en el porcentaje de aloe, y en segundo lugar, y más importante, en la presencia de otras sustancias que nada tienen que ver pero que nos pueden dar alguna sorpresa desagradable si estamos sensibilizados (el fenoxietanol, sin ir más lejos, presente en la composición de esta crema de aloe vera “ecológica” adquirida en un mercadillo superecológico).

Y eso es todo de momento. Me gustaría haber sido más concluyente, pero me faltan datos. Os dejo con este interesante vídeo en el que podéis ver cómo se extrae el gel del aloe. Las manos de estos trabajadores nunca estuvieron tan suaves…
Ah! Y si os interesa el tema de las medicinas "alternativas", no os perdáis el libro de J. M. Mulet, "Medicina sin engaños".


Aloe Vera America Plantation Tour from Discover Forever on Vimeo.
View the journey from seed to product.

Al niño le pican los pies

$
0
0
Nicolás es un niño de 3 años, el menor de 2 hermanos, sano y sin antecedentes familiares a destacar, que se nos presentó en la consulta la primavera pasada por unas lesiones pruriginosas de predominio palmo-plantar, que no mejoraban con diversos tratamientos que le había pautado su pediatra (antibióticos tópicos, antimicóticos, corticoides suaves y antihistamínicos orales). Decía la madre que incluso se despertaba por las noches rascándose, y que las lesiones iban en aumento, desde que aparecieron 9 meses atrás.



A la exploración, lo que más nos llamó la atención fueron unas lesiones en forma de queratodermia plantar, muy bien circunscritas, con lesiones gruesas en las plantas de los pies y mucho más finas en las palmas de las manos. Pero si nos fijábamos con detenimiento al quitarle la ropa, también vimos unas lesiones de aspecto diferente en la espalda, abdomen, codos y rodillas. Las mucosas no se encontraban afectadas y en las uñas observamos un ligero piqueteado en la lámina ungueal.


El misterio está servido, así que espero vuestros comentarios. El miércoles intentaremos resolver este entuerto.
Hoy no nos vamos demasiado lejos, nos quedamos aquí, en Mallorca, en el Torrent de Paréis. ¿Os apetece un bañito?


Majorca from Lukas Media Production on Vimeo.
http://www.lukasmediaproduction.net/

Pitiriasis rubra pilaris a todas las edades

$
0
0
La pitiriasis rubra pilaris (PRP) es una enfermedad cutánea crónica que clásicamente se caracteriza por pequeñas pápulas foliculares, placas diseminadas de color anaranjado que envuelven zonas de piel normal y una hiperqueratosis palmo-plantar, aunque no siempre tendremos la suerte de apreciar todos estos hallazgos en el mismo paciente o al mismo tiempo, ya que la presentación clínica puede ser tremendamente variable.

Fue en 1856 cuando Alphonse Devergie, dermatólogo francés, la denominó como “pitiriasis pilaris”, aunque le corresponde a Besnier la descripción de la enfermedad en 1889.

La PRP afecta a hombres y mujeres de manera similar, y se observa en 1 de cada 3.500-5.000 consultas dermatológicas (la incidencia real se desconoce). Aunque casi siempre la vemos de forma adquirida, la PRP también puede ser hereditaria (con un patrón autosómico dominante). Ambas formas pueden ser indistinguibles tanto clínica como histológicamente, pero por lo general los pacientes con la variante hereditaria tienden a presentar una forma más precoz y leve.

La etiología de la PRP, para variar, se desconoce, aunque se piensa que representa un trastorno de la queratinización. Las lesiones cutáneas son muy parecidas a las que pueden aparecer en la deficiencia de vitamina A (frinoderma), pero los niveles de vitamina A suelen ser normales. La asociación en algunos casos con infecciones previas ha llevado a algunos investigadores a especular con un posible papel de superantígenos bacterianos como potenciales desencadenantes.

Mejoría de la queratodermia a los 6 meses de tratamiento tópico

La queratodermia de palmas y plantas se desarrolla en la mayoría de niños afectos, y puede aparecer antes o después del resto de manifestaciones. Suele tener un borde muy bien definido, que se extiende a los laterales y dorso de manos y pies. También se puede observar un engrosamiento de la piel en codos, rodillas, tobillos y región aquílea. Pero el hallazgo más característico es la presencia de esas pápulas foliculares de 1 mm con un tapón queratósico central, a menudo rodeadas de eritema, que inicialmente pueden ser bastante discretas, pero que pueden llegar a agruparse en placas hiperqueratósicas con un borde bien delimitado, con una textura que recuerda a un rallador. Las placas se distribuyen simétricamente y contrastan de manera marcada con la piel normal, la cual a veces forma “islas” de piel sana en el interior de las lesiones. Más del 40% de los niños presentan afectación cefálica, con descamación del cuero cabelludo que puede ser prominente. Las mucosas se encuentran respetadas, pero se han descrito casos de ectropion en niños con formas graves. En el 13% se observa un grado variable de distrofia ungueal, pero el pitting no suele estar presente. Se ha descrito fenómeno de Köebner en el 10% de los niños con PRP (recordemos que no es exclusivo de la psoriasis).

Típicas pápulas foliculares (detalle)

Debido a su heterogeneidad clínica, esta enfermedad se clasificó en 5 tipos por Griffiths (1980) en función de la edad, presentación y pronóstico (años más tarde se añadió un 6º tipo). Las variantes III, IV y V corresponden a las de presentación pediátrica (lo podéis ver en la tabla) , no queda claro si la forma más frecuente en niños es la III o la IV (según las series).

Formas clínicas de PRP

Pese a existir casos bastante claros, la PRP suele plantear un diagnóstico diferencial no siempre sencillo. La psoriasis es la enfermedad con la que se plantean dudas más frecuentemente, y las eritroqueratodermias cuando son de inicio precoz. Pero cuando una PRP se manifiesta en forma de eritrodermia es más complicado, y debemos descartar otros procesos como psoriasis, dermatitis seborreica, linfoma de células T, eritrodermia simétrica progresiva, eritroqueratodermia variabilis, reacciones de hipersensibilidad, liquen plano, etc. Formas más localizadas pueden confundirse con enfermedad de Darier, enfermedad de Grover, pénfigo foliáceo, etc. Por este motivo en muchas ocasiones necesitaremos del estudio histológico para llegar al diagnóstico correcto.

Y es que la biopsia de una de esas pápulas foliculares puede ayudar y mucho cuando muestra una epidermis acantótica con anchas y cortas crestas interpapilares, alternando orto y paraqueratosis en ambas direcctiones, con una hipergranulosis focal o confluente, folículos dilatados con un tapón de queratina y un escaso infiltrado inflamatorio superficial y perifolicular a expensas de linfocitos y macrófagos. En cambio, no existen marcadores serológicos o analíticos, de manera que las analíticas solo están justificadas para valorar un tratamiento sistémico cuando es necesario.

Por si faltara poco, cuando llegamos a un diagnóstico de PRP (no sin dificultades en muchos casos), nos encontramos que en realidad, el verdadero reto es el terapéutico, ya que a menudo estos pacientes no responden a muchos de los tratamientos que pautamos. Además, como en todas las enfermedades poco frecuentes, es casi imposible llevar a cabo ensayos clínicos bien diseñados, y la evidencia solo puede conseguirse a partir de series cortas o casos aislados. Y para colmo, todos los tratamientos en población pediátrica son fuera de indicación.
El tratamiento tópico suele ser insuficiente en muchos casos, pero es un buen complemento al tratamiento sistémico cuando es necesario. Consiste en el uso de emolientes (con urea o ácido salicílico), corticoides tópicos o calcipotriol (asociado o no a corticoides). En adultos el tratamiento de primera línea son los retinoides (isotretinoína o acitretina) o metotrexato. El tratamiento de segunda línea es más variable (ciclosporina, fototerapia, azatioprina o, en los últimos años, terapia biológica). En niños los retinoides siguen siendo el tratamiento de elección en los casos más extensos (acitretina o isotretinoína), y en casos más graves y seleccionados, metotrexato, ciclosporina, azatioprina o anti-TNF-alfa.

Afortunadamente, Nicolás tenía una forma leve que pudo ser manejada de manera más o menos satisfactoria con corticoides tópicos, emolientes y calcipotriol, como podéis ver en las fotos al cabo de unos meses. Si tuviéramos que clasificarlo, sería probablemente un tipo IV. A los dos años de seguimiento cambió de domicilio y no lo volvimos a ver. Si tenéis interés y acceso, os podéis revisar este completo artículo de Klein, publicado en 2010.

Hoy nos despedimos volando por la costa del País Vasco en este maravilloso vídeo.


Costa Vasca from ViajesFotosub on Vimeo.

Úlceras africanas

$
0
0
Se llama Aissatou y es de Senegal, aunque hace dos años que vive en España. Tiene 40 años, y nos la remiten desde urgencias por unas úlceras dolorosas en ambas piernas de más de un año de evolución. Parece que se ha aplicado varios tratamientos pero no sabe decirnos exactamente qué se ha puesto. No recuerda haberse hecho ninguna herida previamente, ni haberse dado ningún golpe. Tampoco sabemos con certeza si ha recibido tratamiento antibiótico o si le han hecho alguna prueba, aunque es poco probable, ya que hasta hace muy poco la asistencia sanitaria no era un derecho universal en nuestra comunidad autónoma. En fin, la anamnesis no es todo lo completa que nos gustaría y seguro que nos faltan datos, pero de momento no tenemos nada más, así que nos centramos en las úlceras de nuestra paciente, por encima de ambos maleolos internos, de bordes bien delimitados, con fibrina en el fondo, pero limpias y sin demasiados signos de infección. Cuando las manipulamos Aissatou se queja bastante de dolor, así que vamos con cuidado al hacerle la cura.



Cuando la exploramos no detectamos otras lesiones parecidas ni nada extraño. Las piernas no están hinchadas y no vemos varices. Los pulsos pedios están presentes y son simétricos.

Y con esto tendremos que hacer una orientación diagnóstica y empezar algún tratamiento. ¿Qué descartaríais? ¿Biopsia o cultivo? ¿Y una analítica? ¿Qué buscamos? Lo sabremos el miércoles, claro.

Hoy nos vamos a las calles de Dakar, donde los niños sueñan con balones de fútbol (y seguramente con muchas otras cosas).


Dakar, Streets of Dreams from Lea et Nicolas Features on Vimeo.

En la anemia de células falciformes, mirad las piernas

$
0
0
Esas úlceras en una paciente africana joven, sin signos de insuficiencia venosa clara ni otras alteraciones dermatológicas… nos dio por pensar en hemoglobinas raras, en la anemia de células falciformes (drepanocitosis), así que lo primero que hicimos fue una analítica, que confirmó nuestras sospechas: la culpa no fue del chachachá, sino de la hemoglobina S.

La enfermedad de células falciformes es una enfermedad genética autosómica recesiva que se caracteriza por la presencia de hemoglobina falciforme (HbS) en los eritrocitos. Los individuos heterocigotos o portadores de HbS tienen el llamado “rasgo falciforme” (fenotipo AS), una condición generalmente benigna y asintomática. Pero las personas homocigotas o heterocigotas compuestas tienen enfermedad sintomática, con 5 posibles fenotipos: anemia falciforme (HbSS) que afecta al 75% de los pacientes, enfermedad falciforme- hemoglobina C (HbSC) que afecta a casi el 25% restante, la enfermedad falciforme- talasemia (menos del 1%) y la enfermedad falciforme- otras hemoglobinopatías (menos frecuentes).
La sustitución de un único nucleótido en el codón 6 del gen de la globina β resulta en el cambio del glutámico original por valina. Este cambio permite a la HbS polimerizarse cuando está desoxigenada, lo que distorsiona el glóbulo rojo en su forma de hoz característica (falciforme) y estas células con su especial morfología pueden ocluir la circulación microvascular y provocar hemólisis.
La mortalidad ha disminuido mucho en las últimas décadas, por la implantación de cribado neonatal, la profilaxis antibiótica, la vacunación contra gérmenes encapsulados, el uso de transfusiones, la hidroxiurea y el trasplante de progenitores hematopoyéticos, pero en determinadas zonas rurales del África subsahariana el 50% de los niños afectos muere antes de cumplir los 5 años por paludismo, infecciones neumocócicas o la propia anemia.

Detalle de una de las úlceras, antes de iniciar el tratamiento

No quiero meterme en camisas de once varas ni pretendo hacer de hematóloga (lo mío es la medicina externa, más bien), seguro que sabéis más que yo de esta enfermedad, con un montón de complicaciones agudas (crisis dolorosas, secuestro esplénico agudo, síndrome torácico agudo, infección, anemia hemolítica, priapismo, accidente cerebro-vascular, etc.) y crónicas (hipertensión pulmonar, fallo renal, retinopatía, colelitiasis, osteonecrosis, sobrecarga de hierro, miocardiopatía, etc.), y que requiere a menudo un manejo multidiciplinar. Sin embargo, permitidme unas palabras acerca del tema que nos ocupa esta semana y que sí tiene que ver con la piel: las úlceras cutáneas en las piernas de estos pacientes.

Y es que las úlceras en las piernas son una complicación de estos pacientes cuya frecuencia se estima en un 25% (en Estados Unidos), siendo más frecuentes a partir de los 20 años de edad, en genotipos HbSS y también HbSC, con una predominancia en varones (2:1 respecto a mujeres).

Su etiología es probablemente multifactorial y no del todo bien conocida, aunque el aporte vascular comprometido por la vaso-oclusión se ha considerado como un factor determinante. Más recientemente, otros factores, como la disfunción endotelial y la trombosis han ido cobrando fuerza en la explicación de este fenómeno que provoca una gran morbilidad en estos pacientes. Además, la presencia de úlceras en estos pacientes se considera un marcador de gravedad por su asociación con otras complicaciones más serias.

A día de hoy, las alternativas terapéuticas para este tipo de úlceras son limitadas y, a menudo, insatisfactorias, con una elevada tasa de recurrencias, siendo los tratamientos más utilizados las curas convencionales con medidas de compresión, la hidroxiurea y las transfusiones periódicas.

El papel de la hidroxiurea en estos pacientes (agente alquilante inhibidor de la fase S del ciclo celular) se encuentra en controversia, y en realidad no existen estudios prospectivos que hayan constatado específicamente la utilidad de este fármaco en la curación de las úlceras drepanocíticas (este fármaco actúa directamente sobre el gen beta de la globina y aumenta los niveles de HbF, reduciendo la adhesividad de los eritrocitos y, por tanto, los accidentes vasooclusivos). Por otra parte, la aparición de úlceras como posible complicación del tratamiento con hidroxiurea es una posibilidad que lo termina de complicar todo.

Las transfusiones forman parte del esquema terapéutico habitual de estos pacientes, así que no es extraño que se realicen, en muchos casos con una mejoría en la epitelización de las lesiones cutáneas, aunque tampoco existe demasiada evidencia al respecto.

Otros tratamientos que se contemplan son el sulfato de zinc (tópico u oral), medidas de compresión (como en casi cualquier otro tipo de úlcera crónica en esa localización), oxígeno hiperbárico, etc. En casos más graves (con otras complicaciones), se considera el trasplante de médula ósea.

Os preguntaréis qué fue de Aissatou. Lo cierto es que confirmamos el diagnóstico, fue remitida a hematología y las lesiones fueron mejorando progresivamente, pero con tendencia a la recurrencia de manera más o menos rápida. Hasta que le perdimos la pista, no había presentado otras complicaciones graves (que sepamos), y se encontraba en tratamiento con hidroxiurea.

Hoy viajamos a Chicago, con este timelapse caleidoscópico.


Chicago Reflection - Time Lapse from PrimoMedia on Vimeo.

Un masaje y una dermatitis

$
0
0
Casi habíamos terminado la consulta cuando suena el teléfono. Llamaban desde urgencias para ver si podíamos visitar a Bernarda, una mujer de 72 años con una extraña erupción en la espalda y en los hombros, muy pruriginosa, que había aparecido una semana antes. La cuestión es que cada vez le picaba a más y se le extendía, así que en un momento de desesperación fue a urgencias del hospital. La vieron tan apurada que nos llamaron para que la viéramos el mismo día.


Un rato más tarde teníamos a Bernarda y a su hijo delante. Estaba inquieta por ese picor tan intenso. “Como si no tuviera bastante con la contractura de la espalda!”. Nos explicó que solo tomaba pastillas para el colesterol, desde hacía años, y en general gozaba de muy buena salud, pero 10 días antes le había empezado un dolor en la zona del trapecio izquierdo, que empeoraba en determinadas posturas. Como que no le mejoraba con paracetamol, acudió a un fisioterapeuta, quien le dijo que tenía una contractura. Le dio un masaje, le dijo que se pusiera una crema de la farmacia (ahora mismo no recordaba el nombre), y aunque lo cierto es que del dolor estaba algo mejor, no podía decir lo mismo de los picores. Ni siquiera mejoraban con agua de mar, cuando todo el mundo sabe es que el agua de mar lo cura todo… Se había puesto Talquistina, aloe vera y mucha hidratación, pero nada. Incluso había tomado durante dos días un antihistamínico, que apenas la alivió. Bernarda no tenía fiebre ni ninguna otra sintomatología, aparte de la erupción que podéis ver en la imagen, y que se extendía (además de la mitad superior de la espalda), por la zona anterior de los hombros.

¿Qué le decimos a Bernarda? ¿Tendrá algo que ver ese dolor de espalda con la erupción? ¿Necesitamos pedir pruebas o nos basta nuestro infalible ojo clínico? ¿Nos falta algún dato de la historia clínica? ¿Y qué hay del tratamiento? Porque algo habrá que darle…

Hoy nos vamos a la playa. Una playa extraña, donde la gente se parece extrañamente a salchichas, en este curioso vídeo de animación. Id alerta con el sol...


Sun of a Beach from Sun of a Beach - le film on Vimeo.

Cuidado con los antiinflamatorios tópicos y el sol

$
0
0
El sol nos puede jugar malas pasadas, como ya hemos visto en repetidas ocasiones en este blog. Tanto de manera aguda, en forma de una quemadura solar, como a largo plazo, con las diversas modalidades de cáncer cutáneo. También sabemos que muchos fármacos pueden provocar reacciones alérgicas a aquellas personas sensibilizadas, incluso cuando los administramos tópicamente (acordaos del Furacín). Pero si juntamos ciertos medicamentos tópicos y sol, un nuevo tipo de reacción nos puede fastidiar las vacaciones: estamos hablando de la dermatitis de contacto fotoalérgica.

Bernarda nos dijo más tarde que se había estado aplicando un gel de ketoprofeno que compró directamente en la farmacia. Al parecer, nadie le advirtió que no se expusiera al sol mientras durara el tratamiento.

Ejemplo de prueba del fotoparche positiva (en otro paciente). Imagen: Dr. A. Tejera

La dermatitis de contacto fotoalérgica es una reacción de hipersensibilidad retardada mediada por células T en respuesta a fotoalérgenos o fotoantígenos en un sujeto previamente sensibilizado por la misma sustancia o por otra a través de reacciones cruzadas (por similitud química). El modo exacto como se produce esto es poco conocido, pero después de la formación del antígeno (Ag) completo, la patogénesis de la reacción fotoalérgica es esencialmente idéntica a la de la dermatitis alérgica de contacto: las células de Langerhans procesarían el Ag y y lo presentarían a través del sistema linfático a linfocitos T específicos. Las lesiones cutáneas se desarrollarían cuando los linfocitos T activados circulan a las áreas expuestas y reconocen el fotoalérgeno. Para la mayor parte de fotoalérgenos, el espectro que los activa es el de la radiación UVA, pero algunos se activan en un rango más amplio, UVB-UVA (como es el caso de los antiinflamatorios no esteroideos).
La duración de la respuesta a la luz una vez interrumpida la aplicación de la sustancia responsable es variable y depende del fotoalergeno. Por ejemplo, en el caso de fotoprotectores suele ser de menos de 4 días. Sin embargo, algunos AINEs (en concreto el ketoprofeno) son capaces de provocar reacciones a la luz semanas más tarde de haber interrumpido la aplicación tópica, ya que la molécula puede quedar retenida en la epidermis hasta 17 días.
Algunos pacientes incluso experimentan reacciones de fotosensibilidad que pueden durar semanas o meses, seguramente por la formación de fotosensibilizantes endógenos.
Las reacciones cruzadas con otras sustancias de similar composición se han descrito con frecuencia. Así, el ketoprofeno puede reaccionar con la oxibenzona, fenofibrato, benzofenonas, naproxeno, etc.

Imagen tomada de https://flic.kr/p/51TMCx

La sintomatología de la dermatitis de contacto fotoalérgica es indistinguible de otras formas de dermatitis de contacto alérgicas, incluso a nivel histológico. En general afecta áreas perfectamente delimitadas, expuestas al sol (cara, cuello, la “V” del escote, la parte superior de la espalda, dorso de manos, piernas, etc.), en función de dónde nos hayamos estado aplicando el fotoalérgeno, aunque éste se puede haber transferido de un sitio a otro por contacto, incluso de una persona a otra (echadle imaginación). Incluso puede darse el caso de la zona donde el paciente se ha estado aplicando el alérgeno no se encuentre afecta al encontrarse en un área no expuesta y que presente la reacción en una zona fotoexpuesta al tocarse con las manos. Os podéis imaginar lo complicado del diagnóstico en estos casos (hay que tener un elevado índice de sospecha y ser un poco House). Por otra parte, este tipo de reacciones pueden asemejarse mucho a una dermatitis de contacto aerotransportada (airborne), aunque tienden a respetar las zonas menos expuestas, como las cejas, área retroauricular y submandibular. Y aunque lo más frecuente es que la sintomatología se limite a picor intenso y escozor, algunos pacientes pueden experimentar clínica sistémica, como fiebre, diarrea o incluso elevación de transaminasas.

Afortunadamente es un problema poco frecuente, pero que se ha descrito con bastantes sustancias, como el cadmio presente en algunos tatuajes, algunos AINEs tópicos (sobre todo el ketoprofeno y el dexketoprofeno), el aciclovir tópico, y algunos componentes de fotoprotectores (octocrileno y benzofenonas). En el pasado se veían mucho por la utilización de jabones desodorantes que contenían compuestos halogenados y por ciertas fragancias (musk ambrette).
Hace algunos años la AEMPS emitió un comunicado alertando sobre este problema tras la aplicación de AINEs tópicos, y aunque se considera infrecuente, el uso generalizado de este tipo de productos, que se venden sin prescripción médica, hace que sí veamos con cierta frecuencia este tipo de dermatitis tan importantes, sobre todo en meses de verano.

Ketoprofeno, dexketoprofeno y piketoprofeno: presentaciones (Foto @susitravel)

Si el índice de sospecha es elevado, el diagnóstico suele ser sencillo. Pero en algunas ocasiones nos interesará corroborar nuestras sospechas. En este caso, las pruebas epicutáneas convencionales no van a ser suficientes, y tendremos que recurrir a las pruebas del fotoparche. Esta prueba es muy similar a las epicutáneas convencionales, pero en este caso los alérgenos se aplican por duplicado, y una serie de ellos son irradiados, mientras que los otros se mantienen sin exponer. Hoy en día es una técnica bien estandarizada, con una batería que incluye diversos filtros solares, AINEs (ketoprofeno, etofenamato, piroxicam, …) y antihistamínicos tópicos (prometazina). Los fotoalérgenos se mantienen aplicados 48h y transcurrido ese tiempo se irradia con luz UVA una de las baterías con una dosis de 5 J/cm2. La lectura se realiza a las 24 y 48 horas de la irradiación, pudiéndose hacer lecturas complementarias más tardías. Actualmente el ketoprofeno 1% es el fotoalérgeno más relevante en España y países vecinos. Para la realización de este tipo de pruebas es necesario un aparataje especial, no disponible en todos los departamentos de dermatología.

Una vez tenemos claro lo que le sucede al paciente, el tratamiento no difiere de cualquier dermatitis de contacto alérgica: corticoides tópicos (o sistémicos cuando la reacción es muy intensa), antihistamínicos orales (nunca tópicos) y por supuesto, evitar la aplicación del desencadenante en cuestión así como sustancias relacionadas. En algunos casos incluso se recomienda evitar la administración oral de sustancias que pueden presentar reacciones cruzadas.

En el caso de Bernarda tuvimos que recurrir al tratamiento con prednisona oral durante una semana, antihistamínicos orales y corticoides tópicos, con resolución progresiva del cuadro hasta la remisión completa de la sintomatología a los 10 días. No realizamos las pruebas del fotoparche al no estar disponibles en nuestro hospital.

¿Os gustan las cometas? Pues atentos al vídeo, grabado en San Diego (California). Pero ojo que tiene truco...


20 Minutes of Kite Flying Time Collapsed: San Diego Study #6 from Cy Kuckenbaker on Vimeo.

Boca blanca

$
0
0
Esta semana le he pedido a Noelia Martínez, nuestra R3 en el servicio, que se encargue de presentaros el caso y también el desenlace el miércoles. Os dejo con ella. Estad atentos, que vienen curvas!

Lisandro tiene 47 años y nos llega a la consulta derivado por su médico de familia por unas lesiones en la boca que no sabe precisar desde cuándo llevan ahí, pero que desde hace unas semanas le provocan molestias en forma de escozor.
Por este mismo motivo también ha sido derivado al cirujano maxilofacial, que lo ha visto antes que nosotros y le ha recomendado hacerse unas sesiones de láser… Lisandro esto del láser no lo ve claro y por eso ha mantenido nuestra cita.


Comenta que fuma algún cigarrillo diario pero por lo demás es “muy sano” (no tiene antecedentes patológicos de interés ni realiza ningún tratamiento farmacológico). Los odontólogos no le hacen mucha gracia y nos confiesa que hace años que no va a ninguno, asegurándonos que sus dientes están perfectamente y que él, aparte de eso “del fondo”, no tiene ninguna otra molestia.
Cuando le pedimos que abra la boca, observamos unas lesiones blanquecinas no infiltradas, de morfología casi lineal, no dolorosas a la palpación, que ocupan la zona posterior de la mucosa yugal izquierda.


Al sacarnos la lengua, vemos una lesión similar en forma de placa blanquecina, no infiltrada, de bordes mal delimitados, que no se desprende con el depresor y tampoco es dolorosa a la palpación.
Lisandro no comenta ninguna otra sintomatología (no ha tenido disgeusia, ni sangrado espontáneo, ni halitosis –que él sepa-), tampoco hemos palpado adenopatías latero-cervicales ni submaxilares, y no presenta ninguna lesión cutánea en el resto del cuerpo.

El diagnóstico diferencial de lesiones orales puede ser muy amplio, pero ¿por dónde empezamos? ¿Vamos preparando el instrumental para hacer una biopsia o hacemos  un cultivo? ¿Deberíamos, por el contrario, empezar tratamiento precoz? ¿Solicitamos alguna otra prueba complementaria? Y si es así, ¿cuál?

Soy yo de nuevo, Rosa, solo para dejaros con el vídeo del final. Se avecina tormenta.


Edge of Stability from Jeff Boyce on Vimeo.

En el liquen plano oral, hay que vigilar

$
0
0
Lisandro tenía un liquen plano oral, una alteración inflamatoria crónica de la mucosa oral, que se engloba dentro de las manifestaciones del liquen plano. Su aparición puede suceder de forma independiente o concurrente a otras variantes de la enfermedad.
Epidemiológicamente puede afectar a todas las edades (incluso en la infancia), aunque es más frecuente en adultos de mediana edad (30-60 años) con un discreto predominio del sexo femenino.
La incidencia del liquen plano oral se estima entre el 0,5-2% de la población y varía notablemente según la zona geográfica, siendo Italia y Suecia los países con mayores tasas de prevalencia registradas.

La etiología no se conoce con exactitud, pero sí se acepta una asociación con múltiples factores ambientales. El más importante a nivel clínico (y también más controvertido) es el virus de la hepatitis C (VHC). Varios estudios realizados sugieren una relación entre el liquen plano oral y el VHC. Un dato que apoya esta relación es que se ha demostrado la replicación del VHC en las células epiteliales de lesiones mucosas de liquen plano mediante técnicas de PCR y de hibridación in situ. Pese a estos hallazgos, la relación entre el VHC y el liquen plano oral permanece en la incertidumbre y solicitar serologías sigue siendo opcional.
Otros factores con los que se ha relacionado el liquen plano oral son los materiales odontológicos (amalgama de plata, oro, cobalto, paladio, cromo, resinas epoxi, cinamatos de pastas dentífricas o el uso prolongado de prótesis dental), fármacos  (AINEs, betabloqueantes, sulfonilureas, IECAs, antipalúdicos, etc.), agentes infecciosos (VPH, VEB, HHV-6, VIH), procesos autoinmunes (cirrosis biliar primaria, colitis ulcerosa, miastenia gravis e incluso celiaquía), alergias alimentarias, estrés y ansiedad, hábitos tóxicos (tabaco, masticar nuez de areca), alteraciones endocrinológicas (diabetes, patología tiroidea, dislipemias), HTA, procesos neoplásicos,… Incluso algún estudio apunta una predisposición genética, con polimorfismos en genes del TNF-alfa e IFN-alfa como factores de riesgo para desarrollar liquen plano oral.

Un año más tarde (aunque las lesiones en mucosa yugal habían mejorado)

En la práctica encontraremos hasta 6 formas clínicas diferentes de liquen plano oral: reticular, atrófica, erosiva, placa, papular y bullosa. En general habrá una afectación bilateral y simétrica, con la zona posterior de la mucosa oral como localización más frecuente.
La forma reticular es la variante más frecuente y se presenta de forma asintomática como una lesión interlineada, blanquecina, con un patrón que imitaría las estrías de Wickham del liquen plano cutáneo y con predilección por la mucosa yugal posterior. Si observáramos estrías de Wickham con eritema periférico, deberíamos pensar entonces en la variante atrófica (a veces considerada una variante reticular con eritema perilesional).
La variante erosiva provoca intensas molestias, llegando a dificultar la ingesta. Se presenta como estrías queratinizadas brillantes, blanquecinas y con patrón “en rejilla”.
En cambio, la variante tipo placa nos dará lesiones similares a una leucoplasia, sobretodo en dorso lingual o mucosa yugal.
Variantes más raras son la papular y la bullosa. La primera suele ser concomitante a otras variantes y presenta pequeñas pápulas blanquecinas con finas estrías periféricas. La forma bullosa, en cambio, es la variante más infrecuente y provoca ampollas que tienden a romperse dejando la superficie mucosa ulcerada, con un signo de Nikolsky que puede ser positivo.

La afectación gingival puede ser única hasta en el 10% de los pacientes con liquen plano oral y también presenta distintos tipos de lesiones: queratósicas en encía fija (pápulas puntiformes y aplanadas blancas), vesículo-bullosas, atróficas y erosivas (similar a gingivitis descamativa).

El diagnóstico se realiza básicamente con los hallazgos clínicos, aunque el estudio histológico se recomienda con frecuencia, ya que asegura el diagnóstico y descarta otros procesos.
La evaluación clínica debe incluir la exploración de otras localizaciones típicamente afectas por el liquen plano (cutánea, cuero cabelludo, ungueal y genital) y la exploración de adenopatías en busca de signos de alarma que nos hagan sospechar malignización.

Histológicamente los hallazgos típicos incluyen paraqueratosis con leve acantosis epidérmica, crestas epidérmicas en dientes de sierra, degeneración liquenoide de la membrana basal con queratinocitos apoptóticos (los famosos cuerpos de Civatte) y un infiltrado linfohistiocitario en banda que ocupa la submucosa. Todos estos cambios pueden conllevar a fisuras tisulares que comporten la aparición de ampollas en mucosa oral y nos obligue al diagnóstico diferencial con una enfermedad ampollosa (fotos cedidas por el Dr. F. Terrasa).

Paraqueratosis, engrosamiento de la basal y crestas epidérmicas en dientes de sierra


Cuerpos de Civatte e infiltrado linfohistiocitario en banda con vesiculación subepidérmica.

A nivel analítico se recomienda realizar una analítica básica con bioquímica, aunque no existe ningún parámetro específico que apoye el diagnóstico. Algunos pacientes presentan ANA positivos a títulos elevados.

La relevancia clínica del liquen plano oral radica en el potencial de malignización con el que se ha asociado. Aunque es un tema muy discutido por la heterogeneidad de los resultados, se ha estimado que las lesiones de liquen plano oral tienen un riesgo de transformación a carcinoma escamoso oral de entre el 1 y el 2%, pudiendo también evolucionar a lesiones eritroplásicas en un 1%.

Las lesiones que se presentan en mucosa oral a menudo comportan dudas diagnósticas y, ante tal caso, siempre se recomienda biopsiar para aclarar el diagnóstico. El diagnóstico diferencial incluiría entidades como el leucoedema, candidiasis orofaríngea, leucoplaquia, carcinoma escamoso oral, reacción liquenoide oral a fármacos, mucositis alérgica de contacto, enfermedades autoinmunes ampollosas e incluso enfermedad de injerto contra el huésped (EICH).

Una vez tengamos diagnosticado al paciente, nos toca la parte más complicada, que es el tratamiento. Frecuentemente el liquen plano tiene un curso crónico, con recurrencias, con escasa respuesta a largo plazo a las diferentes opciones terapéuticas. Es imprescindible informar exhaustivamente al paciente de nuestros objetivos: mejorar las molestias orales y disminuir el riesgo de malignización, enfatizando la importancia de una buena higiene oral junto con la evitación de factores externos agravantes.
Como medidas no farmacológicas, aparte de las medidas higiénicas, se recomienda eliminar irritaciones mecánicas (malposición dentaria, prótesis en mal estado), evitar hábitos traumáticos (morder repetidamente labios o mucosa), deshabituación tabáquica y minimizar el consumo de irritantes (ácidos, salados, picantes, comidas muy calientes,…). También se han llegado a recomendar técnicas de relajación y meditación.
Dentro de la terapia farmacológica, aunque escasean los estudios con buena metodología, siempre se aboga por una terapia local, dónde los corticoides tópicos son considerados de primera línea. Típicamente se usan corticoides de alta potencia (propionato de clobetasol o de betametasona, ambos al 0.05%, o acetónido de triamcinolona 0,1% en orabase), evitando la ingesta de alimentos y líquidos los 30 minutos posteriores. Los corticoides intralesionales también son una opción válida, aunque menos utilizada.
En caso de utilización de dentadura postiza, se recomienda retirarla diariamente y sumergirla cada noche en una solución de hipoclorito de sodio al 0,02%, gluconato de clorhexidina 0,12% o en una suspensión de nistatina (100.000U/mL).
Como terapia tópica de segunda línea tenemos los inhibidores de la calcineurina (pimecrolimus 1% o tacrolimus 0.1%) que, con pautas de 4-6 semanas, han demostrado una efectividad similar a terapia local corticoidea.
La ciclosporina tópica (5 mL en solución de 100mg/mL) en enjuagues de 5 minutos 3 veces al día también consigue resultados similares a los corticoides tópicos.
En formas severas y refractarias se opta por tratamiento sistémico, siendo la primera opción los ciclos de corticoides orales a dosis de hasta 1mg/kg/d con pauta descendente en 2-4 semanas, aunque las recaídas son frecuentes y se recomienda asociar terapia tópica.
Dentro del tratamiento sistémico también se han utilizado azatioprina, ciclosporina, metrotrexato, micofenolato de mofetilo, talidomida, retinoides, hidroxicloroquina, rapamicina o dapsona.
Otros tratamientos descritos incluyen el PUVA, la fotoquimioterapia, los láseres CO2 y  Nd-YAG, la crioterapia y la cirugía.
Nunca debemos olvidar el control del dolor en estos pacientes, aconsejándose los AINEs o paracetamol pero también con anestésicos tópicos intraorales (solución o gel de lidocaína 2% -evitar benzocaína tópica por el riesgo de metahemoglobinemia-).
Dado el carácter crónico del liquen plano oral y su “incierta” predisposición a la malignización, se recomienda seguimiento durante mínimo 12 meses con examen oral y de cadenas linfáticas cervicales, con realización de biopsia ante la mínima sospecha de malignidad.

En el caso de Lisandro se solicitaron serologías de virus C que fueron negativas y se pautó  tratamiento con acetónido de triamcinolona 0,1% en orabase, con cierta mejoría clínica, persistiendo únicamente lesiones en el dorso lingual. Durante el seguimiento presentó lesiones papulares en zona de roce de cinturón, compatibles con liquen plano cutáneo que se resolvieron con clobetasol tópico.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
  • Bolognia JL, Jorizzo JL, Schaffer JV. Dermatology (3rd edition, 2013). Lichen planus and lichenoid dermatoses, pp. 183-202.
  • Gupta S, Manveen KJ. Oral lichen planus: an update on etiology, pathogenesis, clinical presentation, diagnosis and management. Indian J Dermatol. 2015 May-Jun; 60(3):222-229.
  • Tristao J, Abreu C, Pedra E, de Oliveira T, Almeida C, Silva A. Oral lichen planus: study of 21 cases. An Bras Dermatol. 2015;90(3):321-6.
Esto es todo por esta semana. Desde aquí agradezco a Noelia Martínez (nuestra R3) que se haya currado esta revisión tan exhaustiva. Y como que a ella también le gusta viajar, hoy nos vamos a Islandia.


Powerful Iceland from Garðar Ólafsson on Vimeo.

La alergia de la niña

$
0
0
El abuelo lo tenía claro: Martina tenía alergia y nuestra misión consistía en averiguar a qué. Así que respiramos profundamente e intentamos completar la anamnesis que le habían hecho en urgencias antes de llamarnos.
Martina es una niña sana de 8 años, con todas las vacunas al día y sin ninguna alergia (“que se sepa”) hasta el momento.


Diez días antes tuvo que ir al pediatra por un cuadro de vías respiratorias altas en principio sin otras complicaciones, aunque tuvo dos días de fiebre (estuvo tomando ibuprofeno un par de días y un mucolítico). Pero cuando estaba mejorando del cuadro respiratorio le empezaron a salir unas lesiones en la piel, en tronco y extremidades, con afectación palmo-plantar y también en la zona labial, aunque no llegó a presentar lesiones dentro de la boca, ni tampoco en la mucosa genital.
Martina tenía un estado general excelente, aunque estaba algo asustada de ver tanta bata blanca a su alrededor. No tenía fiebre y la exploración no reveló nada más. Tampoco tenía adenopatías ni se palparon visceromegalias.


Las lesiones cutáneas le picaban un poco, pero no demasiado, no eran purpúricas y hacía ya unos 5 días que le habían empezado a salir, siendo persistentes y cada vez en mayor número. En la imagen podéis ver las lesiones de las palmas y las de la zona perioral, pero en el resto del cuerpo tenían un aspecto similar.

Pues bien, tenemos una niña con lesiones cutáneas en aumento y unos familiares preocupados y convencidos de que tiene alergia a algo. ¿Por dónde empezamos? ¿La ingresamos para pruebas? ¿Qué pruebas? ¿Necesitamos biopsia? ¿Placa de tórax? ¿Analítica? ¿Y el tratamiento? ¿Y las pruebas de alergia?
Demasiadas preguntas, lo sé. Y aún estamos en verano. Intentaremos resolverlo el miércoles, como siempre.

Hoy nos vamos a surfear por aguas de Nueva Zelanda y Australia. Disfrutad del vídeo.


Light Therapy from Riley Blakeway on Vimeo.

Eritema multiforme en niños

$
0
0
No eran las dianas más perfectas que he visto, pero tras examinar a Martina, el diagnóstico clínico fue de eritema multiforme. También podríamos habernos planteado un mano-pie-boca (sin demasiadas implicaciones terapéuticas), pero el hecho de que Martina no hubiese tenido lesiones dentro de la boca y que las lesiones en el resto del cuerpo fueran de aspecto en diana hizo decantarnos más por el diagnóstico de eritema multiforme. En cualquier caso, aceptamos pulpo como animal de compañía.

El eritema multiforme es un síndrome de hipersensibilidad autolimitado con un patrón clínico muy específico, cuya manifestación más característica es la lesión “en diana”. Puede presentarse a cualquier edad, siendo más frecuente en adultos jóvenes, y un 20% de los casos corresponden a pacientes en edad pediátrica. En estos niños la mayor parte de los casos están desencadenados por una infección por virus herpes simple, y aproximadamente el 5% de los casos empiezan después de un herpes labial (a los 3-14 días), siendo menos frecuente la infección concurrente. En un 80% se detecta ADN del virus herpes simple en las lesiones o en la periferia de las mismas. Otros procesos virales, como varicela, orf, virus Epstein-Barr, etc., también se han descrito como posibles desencadenantes, incluso la histoplasmosis en áreas endémicas. Cuando el eritema multiforme se presenta con fiebre alta puede ser un marcador de enfermedad de Kawasaki, especialmente en niños, claro.

La mano de Martina, el primer día que la vimos

El diagnóstico de eritema multiforme se suele realizar en base a los hallazgos clínicos, ante lesiones características distribuidas de manera simétrica, con una predilección por palmas y plantas, dorso de manos y pies y superficies extensoras de extremidades. Las lesiones pueden progresar durante 3 a 7 días y se pueden extender a tronco, cara y cuello. Es importante remarcar que una vez que aparecen, tienden a permanecer fijas durante más o menos una semana (a diferencia de las lesiones de urticaria, que son evanescentes). La lesión primaria aparece de forma súbita, en forma de una mácula eritematosa de centro papular o vesiculoso. Si tenemos suerte veremos los característicos “anillos” de la diana, y a veces las lesiones pueden ser ampollosas. Aunque muchas veces son asintomáticas, en ocasiones los pacientes se quejan de prurito o escozor.

Las lesiones orales pueden presentarse en el 25-50% de los niños con eritema multiforme, habitualmente de manera simultánea a la afectación cutánea. Lo más habitual es que se trate de una afectación más bien leve con poca sintomatología, aunque pueden verse pacientes con gran afectación que pueden recordar al síndrome de Stevens-Johnson. Es rara la presencia de manifestaciones sistémicas, y en caso de que estas aparezcan suelen ser leves y consisten en fiebre no muy alta, malestar y, en casos más raros, artralgias o mialgias.

La biopsia cutánea no suele ser necesaria para llegar al diagnóstico y solo estaría indicada en caso de duda con otros procesos, como vasculitis o lupus eritematoso. La degeneración focal de queratinocitos epidérmicos y la exocitosis de células mononucleares son hallazgos característicos.

La mayoría de los episodios curan en 2-3 semanas sin secuelas, pero las recurrencias no son raras. El tratamiento sintomático con antihistamínicos suele ser suficiente, y en pacientes con enfermedad recurrente asociada a herpes simple puede plantearse tratamiento profiláctico con aciclovir oral (20 mg/kg/d) durante 6-12 meses (el tratamiento episódico con aciclovir en estos casos no ha demostrado su utilidad). La administración de corticoides orales no es necesaria en la mayor parte de los casos, y algunos autores incluso afirman que conduce a episodios más prolongados.

A Martina le recomendamos antihistamínicos orales y una crema de prednicarbato, y las lesiones se fueron resolviendo progresivamente. A las dos semanas ya no tenía nada.

Hace tiempo que no os pongo vídeos de buceo. Este corresponde a una inmersión que hicimos en la isla de Cabrera en el mes de julio de este año. Pero el verano no ha terminado aún...


Un picor insoportable

$
0
0
Gertrudis entra rascando en la consulta, visiblemente nerviosa. Su médico le ha pedido la cita por unas lesiones pruriginosas que arrastra hace más de 4 meses. Al principio salieron en los brazos, picaban mucho, pero con una crema de corticoides se aliviaban temporalmente. Luego empezaron a salir en otras localizaciones: escote, espalda, muslos, etc. En algunos sitios, donde le llegaban las manos, se rascaba hasta hacerse heridas. Donde no llegaba, se rascaba con el marco de la puerta o con un “rascador” que compró en los chinos. La crema de corticoides había dejado de funcionar, y el picor se convirtió, hace ya más de 3 meses, en el principal protagonista de su vida.


Este es el aspecto de la espalda de nuestra paciente

Y no es que Gertrudis no tuviera otros problemas. A sus 64 años, con hijos y nietos a su cargo, una diabetes mellitus tipo 2, hipertensa y con un diagnóstico de “síndrome ansioso-depresivo”, lo último que necesitaba era esto, que no la dejaba vivir, y tampoco dormir. Su médico le había dado multitud de cremas, antihistamínicos orales y cremas hidratantes, pero nada le aliviaba lo más mínimo.
Cuando hablamos un poco más con ella, nos dijo que no lo relacionaba con ningún factor ambiental (no tomaba nuevos fármacos y los viejos no se habían modificado), y aunque con el sol no empeoraba, con el calor ambiental le picaba más.

Le pedimos que se quitara la ropa, ya en la camilla de exploración, esperando encontrarnos algo espectacular, pero lo cierto es que las lesiones no llamaban demasiado la atención, como si no cuadrara lo que te explicaba la paciente (y su mirada desesperada) con lo que veían nuestros ojos. Se trataba de una erupción papular bastante generalizada, aunque respetando cara, palmas y plantas, formada por pápulas eritematosas, excoriadas en su mayoría, de aspecto bastante inespecífico, sin vesículas claras ni ampollas. Las mucosas y las uñas no se encontraban afectas.

Detalle de las lesiones (espalda)

Esta semana tendréis que utilizar los cinco sentidos para ayudar a Gertrudis, cada vez más nerviosa, pero a la vez esperanzada (cuanto peor se encuentra el paciente, mayores suelen ser sus expectativas en esa primera visita). ¿Qué hacemos? ¿Biopsia? ¿Analítica? ¿Las dos cosas? ¿Cambiamos el tratamiento? Espero vuestras aportaciones, por mi parte, prometo resolver el enigma el próximo miércoles.

Saludos desde Donostia.


DONOSTIA AIR TOUR from Sergio Laburu on Vimeo.

Dermatosis acantolítica transitoria (enfermedad de Grover)

$
0
0
Lo reconozco: os he metido un gol (otro), en forma de enfermedad rara en un blog de dermatología cotidiana. Pero es que el saber no ocupa lugar, y diagnosticar un Grover siempre proporciona una satisfacción que se esfuma por completo cuando tienes que explicarle al paciente la naturaleza de su enfermedad.

Esta no tan rara dermatosis se incluye en los tratados de dermatología en el capítulo de trastornos acantolíticos de la piel, y se explica junto a la enfermedad de Darier y la enfermedad de Hailey-Hailey (ambas de causa genética), las cuales seguro que os suenan un poco más, aunque aún no hayamos hablado de ninguna de ellas en el blog, y conforman un grupo heterogéneo de patologías caracterizadas por la pérdida de coherencia intraepidérmica.

La dermatosis acantolítica transitoria fue descrita en 1970 por Ralph W. Grover, y se ha propuesto que en realidad sería un síndrome causado por varias etiologías con similares manifestaciones clínicas. Algunos autores proponen que en realidad tiene un origen autoinmune, pero lo cierto es que el mecanismo de esa disqueratosis sigue siendo desconocido a día de hoy.

Imagen del escote, después de 2m de tratamiento con ciclosporina A

La enfermedad de Grover suele manifestarse alrededor de los 40 años de edad, siendo lo más típico que afecte a varones de fototipo claro con antecedentes de daño actínico, y se presenta como una erupción de inicio agudo, intensamente pruriginosa, a veces desproporcionada a lo que ven nuestros ojos, en forma de pápulas eritematosas, en ocasiones pseudovesiculosas, o placas eccematosas con costras, diseminadas por el tronco, aunque pueden extenderse al cuello y extremidades. La exposición solar, calor o sudoración pueden ser elementos desencadenantes del cuadro. No se observan manifestaciones extracutáneas, aunque se han descrito casos asociados a neoplasias, enfermedad renal crónica y algunos fármacos.

En realidad la erupción es bastante inespecífica, pero podemos sospecharlo por la intensidad del prurito. El diagnóstico diferencial, por tanto, es muy amplio, y en función de cada caso concreto podremos considerar el prúrigo simple, la foliculitis, escabiosis, miliaria rubra, dermatitis herpetiforme, enfermedad de Darier o enfermedad de Hailey-Hailey.

La confirmación diagnóstica es siempre histológica, habiéndose descrito cuatro tipos de enfermedad de Grover en función del patrón de acantólisis, requiriendo a veces biopsias y cortes múltiples, ya que los cambios suelen ser localizados. Los hallazgos pueden ser similares a la enfermedad de Darier (con henidura suprabasal y células disqueratósicas), al pénfigo (con células acantolíticas en la hendidura suprabasal), al Hailey-Hailey (con acantólisis en casi toda la capa de Malpighi) y una forma espongiótica (con células acantolíticas dentro de vesículas). La inmunofluorescencia directa es negativa.

Mejoría de las lesiones de la espalda, durante el tratamiento con ciclosporina A

Aunque como su propio nombre indica es una enfermedad autorresolutiva (en unos meses), se ha descrito una variante persistente con tendencia a la cronicidad, para desespero de los pacientes que la padecen y a los médicos que intentamos ayudarlos.

El tratamiento no está en absoluto estandarizado, y su efectividad es muy difícil de evaluar debido a la evolución tan variable de esta patología y a la ausencia de estudios aleatorizados. Se recomienda evitar todos aquellos factores desencadenantes (en especial el calor y la exposición solar). En casos leves, los corticoides tópicos, emolientes con urea o lactato y el óxido de zinc pueden ser útiles. En casos más graves o persistentes los retinoides sistémicos (isotretinoína o acitretina), corticoides orales o la fototerapia (aunque parezca un contrasentido) pueden ayudar a aliviar la sintomatología.

El caso de Gertrudis fue especialmente desesperante, y después de pasar por múltiples tratamientos infructuosos a lo largo de varios meses (incluyendo la acitretina, fototerapia, corticoides tópicos y orales), decidimos intentar tratamiento con ciclosporina A a dosis bajas, con lo que se consiguió la desaparición de las lesiones del prurito. De momento llevamos 4 meses de tratamiento sin efectos secundarios, pero no sabemos qué pasará cuando lo intentemos retirar dentro de no mucho tiempo.

Sin más, os dejo con este vídeo: Level. Hasta el sábado!


LEVEL from joe pease on Vimeo.

Un acné que se complica

$
0
0
Jessica tenía 20 años y una urgencia dermatológica que saltaba a la vista, y si no hubiera sido porque se casaba dentro de tres semanas, quizá no hubiese reclamado nuestra visita con tanta insistencia. Un grano había adquirido vida propia desde hacía 7 días, pese al tratamiento con mupirocina tópica pautada por su médico de familia, y aunque su estado general era bueno y no tenía fiebre ni ninguna otra sintomatología, Jessica estaba convencida de que eso que le había salido en su mejilla izquierda no le hacía juego con el flamante vestido de novia, de modo que en un arrebato de desesperación se plantó en el hospital y un par de horas más tarde, estaba en la consulta de dermatología.


Nuestra paciente tenía otras lesiones más leves en la cara y en el tercio superior de la espalda para las que no se aplicaba ningún tratamiento específico. Nos explicó que no podía evitar “tocarse los granos”, pero que este era diferente, mucho más grande que el resto, le supuraba y le dolía. Por eso se había asustado (por eso y porque no quería casarse con eso en la cara). Jessica no tiene ninguna alergia ni otros antecedentes a destacar. Tampoco ha tomando nunca anticonceptivos (además su intención es quedarse embarazada en cuanto se case).

¿Qué os parece? ¿Acné o algo más? ¿Cómo podemos ayudarla? ¿Bisturí o medicación? ¿Un poquito de isotretinoína? ¿O un poquito de Photoshop? ¿Necesitaba ir al hospital o podría haberlo solucionado su médico de familia?

Ya iba tocando un caso fácil (aunque en este caso el diagnóstico no importa demasiado). La solución el miércoles, claro.

El vídeo de hoy combina arte y arquitectura. Espero que os guste.


Themes & Variations - 2015 from Ziye Liu on Vimeo.

Ubi pus, ibi evacua

$
0
0
Ubi pus, ibi evacua. Este aforismo latino sigue vigente en la actualidad (“donde hay pus, hay que evacuarlo”), y aunque en ocasiones contradice el aforismo de la abuela “niña, no te toques los granos”, en el ámbito médico lo de drenar abscesos casi siempre suele ser una buena idea. Sin embargo, en el día a día, vemos con frecuencia cómo se sobreutilizan los antibióticos en situaciones en las que una simple incisión hubiera bastado para resolver el problema. Muchos de estos casos terminan en los servicios de urgencia hospitalarios, y solo de manera más anecdótica, en los servicios de dermatología correspondientes. Os recomiendo esta interesante entrada de Rafa Bravo en su blog.

Jessica tenía un acné moderado (al menos hasta el momento de la consulta) por el que no recibía ningún tratamiento. Y no hacía caso a su abuela, y se manipulaba las lesiones, seguramente no siempre en condiciones de máxima higiene. De modo que una de las lesiones de acné se infectó y empezó a tomar “vida propia”, convirtiéndose en un absceso. Las lesiones de Jessica entraban ya en la categoría de acné nódulo-quístico.

Aspecto de la lesión inmediatamente después del drenaje

Pero lo primero es lo primero, y después de aplicar clorhexidina en la zona, a Jessica le realizamos una pequeña incisión en la zona central de la lesión, que era la que más fluctuaba al tacto, dando salida a abundante material purulento espeso y de un color verdoso que procedimos a cultivar. En el cultivo bacteriológico se aislaron abundantes colonias de Staphylococcus aureus (sensible a oxacilina), Enterococcus faecalis y Streptococcus agalactiae. Todo un festival, vamos. Afortunadamente la inflamación fue remitiendo después del drenaje, y curas con un antiséptico tópico. En urgencias ya le habían indicado tratamiento con amoxicilina-clavulánico y lo cierto es que no nos atrevimos a retirárselo (llamadnos cobardes).

De acné ya hemos hablado largo y tendido en otras ocasiones en este blog. Pero hoy no estamos ante un problema diagnóstico, sino ante un reto terapéutico en una paciente joven con un acné importante (podemos ver las cicatrices en su rostro de otras lesiones) y un deseo gestacional inmediato. Evidentemente, todo es una cuestión de prioridades, y aunque estaríamos tentados de proponer un tratamiento con isotretinoína oral (y así se lo explicamos a nuestra paciente), tendremos que ir por debajo en nuestro esquema de tratamiento y ser algo más conservadores, de modo que iniciamos un tratamiento tópico combinado con peróxido de benzoilo y clindamicina y  un jabón antiséptico. Estamos bastante convencidos de que tarde o temprano, Jessica volverá a consultarnos. Eso sí, le recomendamos encarecidamente que no se tocara los granos (a veces las abuelas tienen razón).

Os había prometido un caso fácil para esta semana, así que no me extiendo más. El sábado tendréis que engrasar un poco más las neuronas (no digáis que no he avisado).

Y como que lo de hoy lo hemos arreglado con un "tajo" y para que no se diga que siempre pongo vídeos de localizaciones exóticas, hoy nos vamos al Alto Tajo con estas preciosas imágenes.


Alto Tajo from Miguel Angel Langa on Vimeo.

Una psoriasis rebelde

$
0
0
Félix entra a regañadientes en nuestra consulta. Puede decirse que no "viene”, sino que “le traen”. A sus 71 años, no sabe muy bien qué hace de nuevo en la consulta de un dermatólogo. Ya pasó por esto mismo 40 años atrás, cuando consultó por unas manchas rasposas que le salieron en los codos y en las rodillas, además de una caspa gruesa y desagradable en la cabeza. Le dijeron que era psoriasis y que había venido para quedarse. Que “no se iba a morir de eso, pero se iba a morir con eso”. Le dieron unos potingues que olían a alquitrán y manchaban toda la ropa, al principio se los puso con paciencia, pero al cabo de algún tiempo se cansó de los tratamientos. Total, si no había nada que hacer, mejor acostumbrarse. Al fin y al cabo, apenas le picaba, y en los meses de verano la cosa mejoraba bastante. Su mujer también se había llegado a acostumbrar, y en algún momento sus amigos dejaron de preguntarle por las manchas ésas que no se iban.


Ése había sido su único problema de salud hasta los 60 años. Entonces empezó el colesterol, la diabetes, la tensión arterial alta y el glaucoma. Tomaba medicación para todas esas cosas. Al menos el azúcar lo controlaba con pastillas, pero ya le habían dicho que quizá tendrían que empezar a darle insulina. Su médico de familia ya tenía bastante con todas esas cosas, y hacía ya muchos años que ni siquiera hablaban de las manchas. Pero un año antes las cosas cambiaron. La psoriasis, que hasta entonces había estado más o menos localizada en los codos, rodillas y piernas, empezó a extenderse rápidamente. Volvió a hablar de eso con su médico, quien le recetó una crema (calcipotriol con betametasona), pero las lesiones iban progresando y un tubo de tratamiento no le duraba ni 5 días. Las lesiones empezaron a picarle, hasta el punto de despertarse por las noches. No tenía fiebre, ni dolores articulares, pero cada día aparecían nuevas lesiones, dejaba la cama y el suelo llenos de escamas. Llegó a desear que (si de eso no se iba a morir), la muerte le sobreviniera por cualquier otra circunstancia. Pero claro, ya se lo dijeron en su día: la psoriasis no tiene cura. No entendía por qué entonces le habían mandado de nuevo a la consulta de otro dermatólogo. No pensaba ponerse más cremas, quería que le dejaran en paz. Su mujer y sus hijas habían insistido, por eso había venido. Además, vivían a 10 minutos del hospital, así que no tenía mucho que perder.


Porque Félix tiene psoriasis, ¿no? Eso es lo primero, claro. ¿O creéis que tendríamos que hacer alguna prueba para confirmar el diagnóstico antes que nada? Además de lo que veis en las fotos, presentaba afectación de cuero cabelludo, genitales y uñas. Las palmas y las plantas se encontraban respetadas.

Ya sabemos que la palabra “curar” no solemos usarla en un contexto de psoriasis. Pero a día de hoy, seguramente algo podremos ofrecerle a Félix. Y como que es mi cumpleaños, hoy vamos a retomar el formato de encuesta para que aventuréis qué tratamiento escogeríais como primera alternativa en nuestro paciente, atendiendo a su edad, situación y comorbilidades.

El miércoles os explicaré el desenlace. Mientras tanto, nos vamos a la Alaska más salvaje a través de este impresionante vídeo.


Wild Alaska from Richard Sidey on Vimeo.

Fototerapia: un buen aliado en la psoriasis

$
0
0
Félix tenía una psoriasis extensa, con unas placas muy inflamatorias que le interferían de manera notable en su vida cotidiana (y por si acaso nos quedaban dudas, le practicamos una biopsia que nos confirmó el diagnóstico). Estaba claro que, por “buenas” que fueran las cremas, no iban a ser suficientes en este caso. Pero además teníamos que tener en cuenta que con una diabetes mellitus, una hipertensión arterial y una dislipemia en un paciente polimedicado, las opciones terapéuticas eran limitadas. Afortunadamente el tratamiento sistémico de la psoriasis cutánea incluye, además del metotrexato, ciclosporina, acitretina y terapia biológica, la fototerapia, que a día de hoy continúa siendo de primera elección en psoriasis moderadas a graves siempre y cuando las características del paciente lo permitan y el dermatólogo disponga de ella.

Mira que somos pesados los dermatólogos advirtiendo de los peligros del sol y de la radiación ultravioleta, pero en ocasiones hacemos excepciones. Y es que los rayos ultravioleta constituyen parte del tratamiento de no pocas enfermedades cutáneas: psoriasis, linfomas T, mastocitosis, dermatitis atópica, morfea, vitíligo, liquen plano y un largo etcétera.

2 meses después solo se observaba hiperpigmentación postinflamatoria

La fototerapia consiste en la utilización de la luz ultravioleta con finalidad terapéutica. En el tratamiento de la psoriasis hablamos de fotoquimioterapia o PUVA cuando se utilizan psoralenos previos a la exposición a rayos ultravioleta UVA y fototerapia UVB de banda estrecha (UVB-BE) cuando se utiliza una pequeña banda espectral de emisión en torno a los 311 nm (la cual ha sido determinada en estudios experimentales como la óptima en el tratamiento de la psoriasis), en este caso si medicación previa.

La radiación UV emite energía en forma de fotones que es absorbida por los tejidos, provocando la excitación de los electrones de determinadas moléculas cromóforas y dando lugar a reacciones químicas que son capaces de generar cambios en la respuesta inmune. El mecanismo de acción se basa (hipotéticamente) en que la radiación UV provoca una disminución de la síntesis de ADN y, por tanto, de la proliferación celular, tanto de los queratinocitos como de los linfocitos, lo que justificaría la potencial eficacia de este tratamiento en la psoriasis.

El tratamiento con PUVA (con psoralenos) se utiliza para la psoriasis desde la década de los años 70, con muy buenos resultados, pero con una serie de limitaciones (no todos los pacientes toleran bien los psoralenos y hay que tener muchas precauciones debido a la fotosensibilidad - cutánea y ocular- que inducen, que dura una serie de horas después de realizada la sesión, además del riesgo de carcinogénesis a largo plazo). Por todo ello, en los últimos 15-20 años la fototerapia UVB de banda estrecha (311 nm), también llamada UVB-TL01 (por el tipo de lámparas utilizadas) se ha impuesto y actualmente se considera de primera elección en fototerapia de la psoriasis en gotas y de la psoriasis en placas moderada a grave.


La terapia UVB-BE es más eficaz y menos eritematógena que la UVB de banda ancha (ya que excluye la radiación por debajo de los 300 nm), y permite perspectivas de respuesta similares a las del PUVA en la mayor parte de los pacientes, aunque podrían ser algo inferiores en aquellos con PASI más alto o en determinadas áreas, como las piernas. Además los tiempos de remisión pueden ser menores con UVB-BE respecto al PUVA. Cabe esperar una respuesta satisfactoria (PASI 50, o disminución del 50% del valor PASI) en el 80-90% de los pacientes, con remisiones completas o casi completas en el 50-80%. Bien es cierto que tras el tratamiento hay que estar preparados para la recaída, que ocurre en el 30-60% de los pacientes en 3 meses y solo el 10-25% mantendrán los beneficios del tratamiento transcurridos los 6 meses. Al fin y al cabo, seguimos sin tener tratamientos curativos para esta enfermedad.

Antes de indicar el tratamiento deberemos tener una charla con el paciente, profundizando en la historia clínica para comprobar que no existen contraindicaciones, y explicándole bien en qué consiste el tratamiento y qué puede esperar de él. En nuestras consultas vemos cómo la principal limitación de la fototerapia (de cualquier tipo) es de tipo logístico, puesto que implica acudir al hospital a realizar las sesiones de tratamiento unas 3 veces por semana durante unos 3-4 meses. Para una persona con un jornada laboral de 37-40 horas o para alguien con problemas para desplazarse, esto puede ser un verdadero obstáculo. En nuestro hospital también realizamos tratamientos algunas tardes, lo cual facilita en algo el poder compatibilizar con el trabajo, pero no siempre es sencillo.

Una vez superados los temas logísticos, realizaremos una historia clínica exhaustiva, con el fototipo (o si tenemos disponibilidad, calcularemos la MED- dosis eritematógena mínima-), antecedentes de cáncer cutáneo, tratamientos concomitantes, pautas previas de fototerapia, historia de fotosensibilidad, etc.

Nuestra querida máquina de fototerapia, que tantas alegrías nos proporciona

La fototerapia UVB-BE está contraindicada en aquellos pacientes en tratamiento con fármacos fotosensibilizantes que no puedan ser retirados o sustituidos, cuando exista un antecedente personal de melanoma, enfermedades fotosensibles (lupus, porfiria) o defectos de la reparación del ADN (xeroderma pigmentoso). En pacientes menores de 10 años, obesos, con historia de cáncer cutáneo no-melanoma o con lesiones cutáneas premalignas, el tratamiento debe administrarse con especial cautela y solo en caso de que no existan otras alternativas con mejor relación riesgo/ beneficio.

Existen diversos esquemas terapéuticos, siendo el protocolo basado en el fototipo el más utilizado (con incrementos de la dosis del 10-20% por sesión). La frecuenciaóptima de las sesiones es de 3 por semana separadas entre sí 48 horas, aunque pueden administrarse de 2 a 5 sesiones semanales. La pérdida de sesiones obliga a mantener o disminuir la dosis (en función de cuántas sesiones se pierdan), o incluso a reiniciar el tratamiento cuando se interrumpe el tratamiento durante más de 2 semanas. Esto obliga a seleccionar de manera cuidadosa a los pacientes, porque condiciona la respuesta al tratamiento. Se ha calculado que un número de sesiones entre 400 y 1.200 administradas a lo largo de la vida podría incrementar el riesgo relativo de padecer cáncer cutáneo no melanoma entre 1,2 y 2 veces.

¿Y los efectos secundarios?
  • Respecto a los efectos secundarios agudos, el más frecuente es la aparición de eritema, que ocurre en el 50% de los ciclos terapéuticos (aunque resulta sintomático solo en el 16% y únicamente obliga a suspender el tratamiento en el 2%). La prevención consiste en evitar la exposición solar ambiental el día de la sesión, aunque puede permitirse con cierta prudencia los fines de semana. El prurito suele asociarse al eritema y se previene de la misma manera, además de recomendar acudir a la sesión habiendo aplicado una crema hidratante exenta de perfumes. Las ampollas asintomáticas son muy raras, y para prevenir los efectos adversos oculares (queratitis o conjuntivitis) proporcionamos a los pacientes unas gafas protectoras durante las lesiones.
  • Los efectos secundarios crónicos consisten en la posibilidad de fotoenvejecimiento (no se ha constatado con UVB-BE sino con UVB convencional y con UVA) y carcinogénesis, aunque con UVB-BE estamos mucho más tranquilos en este aspecto que con el PUVA. Siempre se recomendará al paciente que entre en la máquina con ropa interior oscura.

En definitiva, la fototerapia, y en concreto el UVB-BE es un tratamiento eficaz y con un perfil de seguridad más que aceptable para la mayor parte de nuestros pacientes con psoriasis en placas extensas que no responden o en los que no está indicado el tratamiento tópico. No es necesario realizar controles analíticos (aunque muchas veces se solicitan pensando en la terapia rotatoria) y se puede administrar en casi todo tipo de pacientes, incluso en embarazadas.

Una última apreciación: las unidades de fototerapia en los servicios de dermatología serían inviables de no ser por nuestras enfermeras (es que en mi servicio son mujeres). Son las que valoran al paciente en cada sesión, resuelven sus dudas y administran el tratamiento. Son las que de verdad llegan a conocer al paciente con psoriasis, sus preocupaciones y sus miedos, además de sus problemas en casa y en el trabajo. Los pacientes se desahogan con ellas (con nosotros también, pero no los vemos 3 veces por semana) y sin que nadie se dé cuenta, hacen esa labor de “psicoterapia” que tanto agradecen esas personas con una coraza en la piel que es la psoriasis y que, sin embargo, a veces es muy fina y les hace frágiles.

A Félix le propusimos el tratamiento, con una excelente respuesta como podéis ver en las imágenes (pasados dos meses desde el inicio de la fototerapia con UVB-BE). La psoriasis volvió a aparecer, claro, meses más tarde, pero con una tanda de sesiones al año y posterior mantenimiento con tratamiento tópico las lesiones se han ido manteniendo controladas.

Nota: Curiosamente en la encuesta, un 18% de los participantes (244) contestaron esta opción; el 32% respondió PUVA, otro 32% metotrexato, y el resto las otras opciones.

Hoy nos vamos a Haiti. A veces un poco de color es un indicio de esperanza.


The Painter of Jalouzi from RYOT on Vimeo.

Dermapixel participa en los Bitacoras 2015

$
0
0
Aunque mi máxima satisfacción es que sigáis ahí semana tras semana, lo cierto es que el hecho de quedar finalista de los Premios Bitácoras hace 2 años fue una maravillosa experiencia que no me importaría repetir. Así que he decidido ponerme en plan spammer y pediros el voto en la categoría de Mejor blog de Salud e Innovación Científica. Bueno, sé que me viene grande, y que en los últimos dos años han surgido multitud de blogs sanitarios de una calidad impresionante. Tranquilos, porque podéis escoger 5 blogs dentro de cada categoría.

Hace 2 años, en la entrega de premios, detrás del gran J.M. López Nicolás
Tenéis tiempo hasta el 13 de noviembre, y para votar tenéis que entrar en el siguiente enlace y utilizar las credenciales de Facebook, Twitter, o bien abriros una cuenta en la web de Bitácoras. El 19 de noviembre saldrán los tres finalistas, y a partir de ahí la decisión la toma un jurado.


De vosotros depende que se repitan estas imágenes. Y si no, pues a seguir, que tampoco se terminará el mundo. Pero que el mundo sepa que la dermatología mola!

Atentos al caso del sábado, que esto no se para.



Viewing all 1254 articles
Browse latest View live


<script src="https://jsc.adskeeper.com/r/s/rssing.com.1596347.js" async> </script>