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¿Verrugas en la lengua?

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Menchu entró en nuestra consulta bastante asustada. Aunque es joven con sus 49 años y no tiene ninguna enfermedad, fuma mucho y el hecho de que le haya salido una cosa rara en la lengua la tiene muy preocupada.


Todo empezó hace unos 2 meses, cuando notó una especie de “granito” en el dorso de la lengua, en la parte media. Al principio no le dio importancia, pero poco a poco empezó a crecer, hasta llegar a formar esa especie de verruga que tiene ahora. No le duele, ni le ha sangrado, pero va creciendo y en la boca es fácil que cualquier cosa moleste.

Cuando la exploramos, se trata de una lesión papular, de unos 5mm, de superficie papilomatosa, no pigmentada ni ulcerada, del mismo color que la mucosa lingual, en la línea media del dorso lingual, en su tercio posterior. No parece que tenga otras lesiones similares dentro de la boca ni en otras localizaciones.


Pues éste es el primer caso del año. ¿Qué pensáis? ¿Hay motivos para preocuparse? ¿Es algo infeccioso o es tumoral? ¿Es por el tabaco? ¿Lo quitamos o podemos hacer algún otro tratamiento? ¿Hacemos una biopsia? ¿La enviamos al ORL o al Cirujano Máxilo-Facial?

Hasta el miércoles, tendréis que vivir con la incertidumbre. Os dejo con este curioso vídeo.


Symmetry from Everynone on Vimeo.

El virus del papiloma, también en la boca

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Esta vez sí. Lo que tenía Menchu era una verruga, es decir, una lesión producida por el virus del papiloma humano (VPH). Pues sí, se pueden tener verrugas en la lengua (aunque no sea lo más deseable). Es lo que tiene el papilomavirus humano, que puede estar en los sitios más insospechados: desde la punta de los dedos hasta la punta de…

Los VPH son pequeños virus de ADN. Sí, en plural, porque hay más de 120 genotipos, los cuales, aunque parientes cercanos, son genéticamente diferentes. Cada tipo tiene un cierto tropismo, es decir, “apetencia” por producir determinadas lesiones en localizaciones concretas. Así, las verrugas vulgares suelen estar causadas por los VPH 1, 2, 4 ó 7; las verrugas plantares, por el VPH 1, las verrugas planas por el VPH 3, los condilomas acuminados por los VPH 6 y 11, el carcinoma escamoso de la mucosa oral por los VPH 16 y 18…
Pero del mismo modo que los diferentes VPH producen determinadas lesiones en ciertas localizaciones, no es menos cierto que desde el punto de vista clínico, adoptan la forma clínica de la zona infectada. Así, si una verruga vulgar provocada por el VPH 2 se propaga a la zona genital, puede producir una lesión que clínicamente será indistinguible de un condiloma acuminado. Del mismo modo, si un VPH 6 de mucosa genital va a parar a la mucosa oral (echadle imaginación), puede manifestarse como una verruga en la mucosa oral (indistinguible de la que se formaría por chuparse un dedo lleno de verrugas).

Una vez extirpada la lesión en la misma consulta
Centrándonos ya en la mucosa oral, vale la pena recordar que en la población general ésta alberga ADN de VPH entre el 1-43% de los casos (dependiendo de la técnica que empleemos para su detección). El cómo llegan hasta ahí estos virus no queda del todo claro, y aunque la transmisión perinatal a través del canal de parto es posible, en la mayor parte de los casos la transmisión es horizontal (entiéndase por horizontalidad la transmisión sexual a través del sexo oral o a partir de fomites, o por autoinoculación a partir de cualquier localización).

Clínicamente, el VPH se asocia a una gran variedad de lesiones cuando afecta a la mucosa oral, desde lesiones benignas (papiloma escamoso, verruga vulgar, condiloma acuminado, hiperplasia epitelial focal, leucoplasia vellosa, leucoplasia, etc.) hasta lesiones malignas, como el carcinoma escamoso (y si no, que le pregunten a Michael Douglas).

En el caso de nuestra paciente de esta semana el diagnóstico clínico fue de verruga, que se confirmó mediante la biopsia, ya que el mismo día de la consulta le extirpamos la lesión y realizamos electrocoagulación de la base, sin que se observara recidiva posterior. Claro que para saber el tipo de VPH tendríamos que haber llevado a cabo técnicas más sofisticadas que no se realizan rutinariamente, así que tampoco podemos descartar que se tratara de un condiloma en esa localización (desde el punto de vista práctico tampoco es demasiado importante, aunque no está de más valorar los factores de riesgo de ITS por si consideramos pertinente realizar unas serologías).

Si os interesa el tema, os recomiendo este artículo del Journal of Cancer Research and Therapeutics.

Los chicos de PESfilm han lanzado un nuevo vídeo, un "sandwich submarino". Aquí os lo dejo.


Estrías en la espalda

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La madre de Jaime está preocupada, y por eso le ha pedido a su médico que lo mande al dermatólogo. En principio Jaime es un chico de 15 años que no tiene ninguna enfermedad, pero en el último año le han ido apareciendo unas lesiones en la espalda, en la zona dorso-lumbar, siguiendo un patrón lineal, transversal al eje de la columna, con el centro deprimido y de un color rosado bastante intenso. No le molestan, y Jaime ni siquiera se las ve (tiene alguna en el abdomen, pero de manera más aislada).


Son estrías”, le han dicho. Pero la madre de Jaime no está muy convencida con la explicación. Es cierto que Jaime está creciendo mucho y muy rápido, pero “las estrías son eso que les sale a las embarazadas en la barriga, ¿no?. No es normal que le salgan a un chico sano”. Jaime parece ajeno a la conversación, y está mucho más atento a la pantalla de su smartphone.

Bien, éste es el caso de esta semana, sin embarazos de por medio. Aparentemente sencillo, aunque como siempre, los pacientes (y las madres de los pacientes), no se conformarán con un diagnóstico, sino que lo que quieren es la solución al problema. Así que el miércoles vamos a intentar aclarar si eso son estrías o no, y si podemos hacer algo para solucionarlas. ¿Qué pensáis vosotros?

Nuestro vídeo de hoy es un timelapse en blanco y negro, grabado en Australia, donde las nubes y el cielo son los protagonistas. Que lo disfrutéis.


Karst Country from Silver Dory Productions on Vimeo.

Estrías de distensión: ¿sirven para algo las cremas antiestrías?

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Las estrías son lesiones dermatológicas comunes. Tanto, que puede resultar extraño que constituyan un motivo de consulta como en el caso de Jaime, sobre todo en un hospital público, pero teniendo en cuenta que pueden llegar a representar un serio problema para quien las padece, con algunos pacientes dispuestos a probar tratamientos carísimos, pocos se resisten a consultar el tema al dermatólogo, aunque su médico los haya derivado por un lunar.


Como decimos, las estrías tienen una prevalencia tremenda, que va del 11 al 88% de la población adulta, según las series. Lo más frecuente es que aparezcan en la adolescencia, en el embarazo, y en personas obesas. La localización es variable, siendo más frecuente en nalgas y zona lumbar en adolescentes varones, nalgas y muslos en adolescentes mujeres y abdomen, pechos y muslos en embarazadas (en este caso suelen aparecer a partir de la semana 24 y se denominan striae gravidarum).

Aunque en la mayor parte de los casos aparecen en personas sanas, se ha descrito su asociación con el síndrome de Cushing, síndrome de Marfan y después de tratamientos más o menos prolongados con corticoides (tópicos y orales).

Clínica e histológicamente se diferencian dos tipos de estrías: las rojas (striae rubrae) y las blancas (striae albae). Éstas últimas se consideran el estadio final de las rojas, de modo que inicialmente suelen aparecer como lesiones rojas o violáceas y con el tiempo se aclaran hasta formar las estrías blancas, de aspecto atrófico, que se consideran permanentes. Ojo porque no es sólo una cuestión de apariencia: las estrías rojas son histológicamente distintas de las blancas (podéis verlo en la imagen) y además estas diferencias tienen implicaciones terapéuticas.

Diferencias entre piel normal, estrías rojas y blancas (tomado de S. Al-Himdani)

Aunque os parezca increíble, la causa exacta de las estrías no termina de quedar del todo clara. Aparte de los factores genéticos, la obesidad es el principal factor de riesgo en ambos grupos (adolescentes y embarazadas). Además las embarazadas más jóvenes tienen mayor riesgo de presentarlas. Otros factores de riesgo los veréis reflejados en el siguiente esquema.

Estrías: Factores de riesgo en embarazadas y adolescentes

Las tres teorías principales que pretenden explicar la formación de estas lesiones son: por estiramiento mecánico de la piel (parece lo más obvio, pero otras zonas sometidas a mayor tensión no suelen presentar estrías), cambios hormonales o por una alteración estructural innata del tegumento.

Pero vamos a la parte del tratamiento, que es la más interesante (y a la vez deprimente). Aunque existen multitud de estudios sobre este tema, en todo lo que a cosmética se refiere la metodología suele dejar bastante que desear. En cualquier caso, en 2014 salió publicado un artículo del British Journal of Dermatology de las universidades de Manchester y Queensland, que realiza una exhaustiva revisión bibliográfica que os paso a resumir a continuación.

Lo que parece claro es que ninguna modalidad terapéutica ha demostrado una eficacia consistente con mínimos efectos adversos. El ejercicio físico en un estudio no demostró tener ningún efecto en la reducción de las estrías (eso no quiere decir que no sea recomendable realizar ejercicio físico, claro).
  • Tratamientos tópicos. Se han evaluado multitud de tratamientos (retinoides, Centella asiática, mantequilla de coco, aceite de oliva, aceite de almendras, silicona, vitamina C, ácido glicólico, etc.). De todos ellos, la tretinoína 0,1%, que actúa estimulando los fibroblastos a la síntesis de colágeno, tiene una cierta eficacia, pero sólo para las estrías rojas (con un efecto bastante impredecible en las estrías blancas). Ojo porque los retinoides no se recomiendan en embarazadas. Es curioso comprobar cómo casi el 80% de mujeres embarazadas utilizan algún producto tópico “anti-estrías” con el consiguiente gasto, y que una revisión Cochrane en 2012 sobre 800 mujeres evaluando 6 tipos de productos no encontró ningún beneficio de los mismos en cuanto a prevención de estas lesiones. El extracto de Centella asiatica ha demostrado en algún estudio sobre embarazadas una reducción del 22% en cuanto a incidencia de estrías, aunque aplicando una escala no validada y sin tener en cuenta que hubo un 20% de abandonos.
  • Peelings químicos y microdermoabrasión. Se ha postulado que los peelings con ácido glicólico y con ácido tricloroacético incrementan la síntesis de colágeno. Un estudio con 40 pacientes a las que se aplicó ácido glicólico al 70% demostró una cierta eficacia tanto en estrías rojas como blancas, aunque la metodología de dicho estudio no fue del todo correcta. La microdermoabrasión es una técnica de resurfacing usando óxido de aluminio que tiene efecto sobre las estrías blancas.
  • Láser no ablativo. Estos láseres tienen como target la hemoglobina o la melanina, como el láser de colorante pulsado 585 nm, el Nd-YAG de 1064 nm, etc.
  • Láseres ablativos. Incluye el láser de CO2 de pulso corto de 600 nm, aunque con un riesgo de hiperpigmentación residual, en especial en personas de fototipo alto.
  • Terapias con luz y aparatos de radiofrecuencia. La luz pulsada intensa (sí, eso que también se usa para depilar) puede ser útil para el tratamiento de las estrías. Lo mismo sucede con los aparatos de radiofrecuencia, que inducen la formación de colágeno a través de la conversión de la corriente eléctrica en energía térmica.
Podemos concluir que si somos muy constantes, aceptamos un cierto grado de irritación, no estamos embarazadas y nuestras estrías son rojas, puede valer la pena tratarlas tópicamente con tretinoína. En embarazadas, una crema hidratante puede hacer lo mismo que otras más sofisticadas. Y si el tema nos supone un problema importante y no nos importa invertir una buena cantidad de dinero para obtener unos resultados que a veces no pasan de discretos, la recomendación de ponerse en manos de un profesional honesto que ofrezca unas expectativas realistas.

Si os ofrecen resultados milagrosos, es que os están engañando. Por mucho que la primera visita sea gratuita (todo lo demás, no lo será). Que no os tomen el pelo.

Hoy nos vamos a Noruega, con un timelapse que combina el efecto tilt-shift. Parecen de juguete, ¿no?

 
The Little Nordics - Life in miniature from DAMPDESIGN on Vimeo.

Las uñas me supuran

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Hace más de 8 años que atendimos a Daniel por primera vez en nuestra consulta. Entonces tenía 48 años, era diabético tipo 2 y tenía hipertrigliceridemia. Por todos estos problemas tomaba de manera habitual glibenclamida, metformina y gemfibrozilo desde hacía ya más de 2 años.

Pero Daniel no venía por eso, claro. Su médico nos lo había derivado porque ya no sabía qué hacer con esos dedos. Llevaba más de 6 meses con lesiones inflamatorias muy llamativas donde en condiciones normales debería haber una uña, en varios dedos de ambas manos (3º y 4º de la mano derecha y 5º de la izquierda). Era tal la inflamación que había perdido prácticamente la totalidad de las láminas ungueales de esas uñas. Lo peor es que le dolía y que le supuraba casi continuamente.
Su médico de familia inicialmente lo trató con antibióticos tópicos, povidona yodada, clorhexidina, y luego pasó a darle múltiples tandas de diversos antibióticos de amplio espectro, incluso combinando varios de ellos, sin que apenas observara mejoría.



Cuando lo exploramos Daniel no tenía lesiones parecidas en los dedos de los pies, aunque sí pudimos ver una placa de similares características en la cara lateral del segundo dedo de la mano derecha. El resto de la piel no nos ofrecía más pistas, y tampoco presentaba lesiones en las mucosas.

¿Qué pensáis? ¿Infeccioso o inflamatorio? ¿Hacemos alguna prueba para asegurarnos o podemos lanzarnos a la piscina con un diagnóstico de certeza? Aunque os adelanto que el problema de esta semana no va a ser el diagnóstico, sino el tratamiento. Pero eso lo veremos el próximo miércoles, aquí mismo.

Hoy es Sant Antoni, festividad que se celebra en casi todos los pueblos de Mallorca, de una manera muy especial, así que hoy nos vamos a Sa Pobla, en el centro de la isla.




Acrodermatitis continua de Hallopeau: una forma de psoriasis

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Pus no siempre es sinónimo de infección. Y las erupciones pustulosas de palmas y plantas son un grupo heterogéneo de patologías que incluyen la pustulosis palmo-plantar, la acrodermatitis continua y la acropustulosis del lactante. Y ninguna de ellas tiene una etiología infecciosa.

Daniel tenía (y tiene) una acrodermatitis continua, enfermedad descrita por primera vez en 1888 por Radcliffe-Crocker, aunque fue por Hallopeau, quien describió una serie de casos en 1890, a quien se le debe el nombre. Y eso que Hallopeau le daba la culpa al estafilococo. Posteriormente, diferentes médicos fueron aportando su granito de arena (Audry, Barber, Strandberg, Lever, Baker), hasta que en 1984 Pearson la describió más o menos como la conocemos ahora.

Aunque seguimos sin tener ni idea de por qué se produce, la acrodermatitis continua se considera en la actualidad una forma clínica localizada de psoriasis pustulosa.

En realidad, la acrodermatitis continua es una entidad poco frecuente que suele iniciarse en las puntas de uno o varios dedos de las manos, y menos frecuentemente de los pies. Aunque su prevalencia exacta se desconoce (ya hemos dicho que es rara), es más frecuente en mujeres de mediana edad, y a veces empieza después de un traumatismo en la zona. La presencia de pústulas coalescentes en el lecho ungueal son frecuentes, y a menudo conducen a la pérdida completa de la uña (anoniquia) o a una onicodistrofia severa. La piel se vuelve atrófica, y la osteítis de las falanges distales y afectación de las articulaciones interfalángicas distales es habitual en los casos avanzados. Aunque la enfermedad suele quedarse confinada a la zona original durante años, puede progresar lentamente de manera proximal y en casos más raros, puede asociarse con la forma generalizada de la enfermedad, la psoriasis pustulosa de von Zumbusch. Las mucosas pueden verse afectadas, en forma de glositis (lengua geográfica), conjuntivitis o balanitis.

Aspecto de las lesiones antes de iniciar tratamiento con anti-TNF
Aunque el diagnóstico clínico es relativamente sencillo, es una patología lo suficientemente rara y que probablemente nos va a llevar a pautar tratamientos agresivos, como para que sea recomendable confirmar el diagnóstico. En primer lugar tendremos que demostrar que las pústulas son estériles realizando un cultivo (que se aísle flora saprófita es normal). Y en muchas ocasiones puede estar indicada la realización de una biopsia cutánea. La principal característica histopatológica de la acrodermatitis continua es una cavidad subcórnea ocupada por neutrófilos (de ahí el pus), sin necrosis epidérmica ni espongiosis. Además se aprecia un infiltrado linfohistiocitario moderado en la parte alta de la dermis con edema focal. Las lesiones más crónicas muestran una marcada atrofia de la dermis papilar y un adelgazamiento de la epidermis.
No existen pruebas específicas de laboratorio, pero en casos avanzados la radiología simple puede estar alterada.

Las lesiones más evolucionadas son relativamente fáciles de diagnosticar, pero en cuadros más incipientes sí que tendremos que realizar un diagnóstico diferencial con paroniquia estafilocócica, infección herpética, candidiasis, o incluso dermatofitosis. Cuando se afecta un solo dedo incluso entrarían lesiones tumorales en el diagnóstico diferencial.

La evolución es crónica de manera casi irremediable, con tendencia a la diseminación lenta de las lesiones en dirección proximal. La mejoría espontánea es bastante excepcional, y en cambio sí son frecuentes los episodios de reagudización con aumento de las lesiones sin causa aparente. La destrucción completa del aparato ungueal puede ser inevitable en muchos casos.

Y si el curso de esta curiosa enfermedad es crónico y recalcitrante, el tratamiento es descorazonador, ya que no se conoce ningún fármaco capaz de inducir remisiones duraderas. Así que una vez más, de poco sirve que hagamos un brillante diagnóstico si luego no le podemos solucionar la “papeleta” a nuestro paciente. Al ser una enfermedad poco frecuente, no busquéis ensayos clínicos aleatorizados ni nada de medicina basada en la evidencia. Las publicaciones al respecto se basan casi siempre en casos y series cortas de pacientes, aunque al considerarse como una forma de psoriasis, lógicamente la tendencia es a utilizar los mismos tratamientos.

Los tratamientos tópicos que se utilizan habitualmente son los corticoides tópicos potentes (incluso aplicados de forma oclusiva), los inchibidores de la calcineurina (tacrolimus), el calcipotriol asociado o no a betametasona, e incluso el 5-fluorouracilo (en este caso por su efecto antiproliferativo). La fototerapia y la fotoquimioterapia (PUVA) también pueden recomendarse en algunos casos, con resultados variables y transitorios.

Pero la principal disyuntiva que se nos planteará en estos pacientes, con lesiones recalcitrantes y muy molestas, y que sin embargo afectan a un pequeñísimo porcentaje de su superficie corporal, es si por “tan poca cosa” está o no justificada la utilización de terapia sistémica, con los riesgos que conlleva. La respuesta, como casi siempre, es “depende”. A quienes estás lesiones les influyan negativamente y de manera importante en su calidad de vida, pueden estar indicados tratamientos más agresivos. Lamentablemente, en muchas ocasiones con una eficacia más que pobre, pero eso no quiere decir que no se pueda intentar. Así, podemos plantear en estos pacientes tratamiento con metotrexato, acitretina, ciclosporina A. Y como toda dermatosis con presencia de neutrófilos, en ocasiones responden a sulfonas o colchicina. En el último escalón, y si la situación lo requiere, se puede recurrir a la terapia biológica con anti-TNF-alfa (etanercept, adalimumab e infliximab) o ustekinumab. También se ha descrito la respuesta en algunos casos al tratamiento con anakinra (anti-IL-1).

Durante el tratamiento con anti-TNF (adalimumab).
¿Y qué sucedió con Daniel? Pues que se cumple aquello de que cuando hay una enfermedad que tiene tantos tratamientos, es porque en realidad ninguno va bien del todo. Aparte de los tratamientos tópicos, se intentó tratamiento con acitretina, colchicina, sulfonas y metotrexato. Todos tuvieron que suspenderse por ineficacia. Finalmente hace algo más de un año se inició tratamiento con adalimumab (podéis ver las fotos antes y durante el tratamiento al cabo de un año). Se podría valorar como un resultado más bien pobre, pero lo cierto es que ya no se forman esos lagos de pus y que el dolor ha mejorado mucho. Veremos qué sucede en un futuro…

¿Tenéis frío? Tranquilos, que hoy nos vamos a Hawái, en este impresionante Timelapse del volcán Kilauea que en cierta manera me recuerda a los lagos de pus emergiendo bajo las uñas de nuestro paciente.


Kilauea Timelapse from Jimmy Reynolds :: halo22 on Vimeo.

Unos granos debajo de los ojos

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Había que fijarse bien, pero ahí estaban. Según Esperanza, una mujer de 54 años, hipertensa en tratamiento médico y sin otros problemas, le habían ido apareciendo de manera progresiva desde hacía ya más de 5 años, y aunque muy lentamente, cada vez tenía más. Ni picaban ni dolían, pero  esa especie de “bolitas” en la piel, del color de la piel normal, localizadas exclusivamente bajo los párpados de ambos ojos, aunque en este caso con un predominio izquierdo.



Su médico nos la había remitido para descartar que no fuera nada importante, para tranquilidad de la paciente, que no veía estas lesiones como algo normal.

Esta semana no necesitamos más datos clínicos (y si no, preguntad). ¿Qué son esos granos? ¿Podemos tranquilizar a Esperanza? ¿Y si no quiere tener estas lesiones? ¿Qué hacemos entonces? La respuesta, como siempre, el miércoles, aquí mismo.

Hoy os dejo con este curioso vídeo que combina la animación 2D con la fotografía y el efecto tilt-shift. Ah! Y explosiones.


Bless You from Philip Watts on Vimeo.

Siringomas: casi siempre en mujeres

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Los siringomas son de esas lesiones que, aunque bastante desconocidas y poco relevantes, son probablemente más frecuentes de lo que pensamos. Y aunque no tengan ninguna importancia desde el punto de vista médico, precisamente por eso vale la pena conocerlos, para evitar tratamientos innecesarios y tranquilizar a pacientes que pueden estar preocupados por estos curiosos “granos”.

No son granos, claro. Los siringomas son unos tumores benignos de origen anexial, con diferenciación hacia el acrosiringio ecrino, y que se presentan predominantemente en mujeres (75-90%) de mediana edad o en la juventud, como unas pápulas asintomáticas de pequeño tamaño (1-3 mm), de consistencia firme, del color de la piel o ligeramente amarillentas, que suelen distribuirse simétricamente en los párpados inferiores.


Aunque esto es lo más típico, existen formas clínicas eruptivas, mucho menos frecuentes, en niñas adolescentes, con numerosas lesiones, diseminadas en la mitad superior del cuerpo.
Se han descrito casos familiares, y en multitud de localizaciones (tronco, cuello, axilas, hombros, cuero cabelludo, e incluso en genitales). Parece que estas lesiones son más frecuentes en personas con síndrome de Down.

En los casos típicos, como en el de nuestra paciente, el diagnóstico no entraña mayor dificultad, sin que sean necesarias otras exploraciones. Eso no quiere decir que en algunas ocasiones no haya que realizar el diagnóstico diferencial con otras entidades, como hiperplasias sebáceas, xantelasmas, sarcoidosis, verrugas planas, quistes de milio, granuloma anular, etc.

Si tuviésemos que recurrir al estudio histológico de estas lesiones mediante una biopsia, observaríamos numerosos agregados epiteliales en forma de pequeños nidos sólidos que adoptan una curiosa forma de renacuajo, con cordones y estructuras tubulares en la mitad superior de la dermis. Las áreas epiteliales pueden estar rodeadas por haces de colágeno engrosados.

El tratamiento de los siringomas no es necesario, al menos por indicación médica, y nuestros esfuerzos irán encaminados a explicarle al paciente que son lesiones sin relevancia clínica. En caso de que por motivos estéticos se quieran tratar, la recomendación es mediante láser de CO2 o electrocoagulación, aunque habrá que explicarle al paciente que las recidivas son frecuentes.

Así se lo explicamos a Esperanza, a la que finalmente no le realizamos ningún tratamiento (así que no os puedo poner la foto “post”). En este artículo de revisión podéis ampliar la información si lo deseáis.

Hoy nos vamos a sumergir para ver una serie de imágenes de grandes animales marinos: mantas, tiburones, ballenas jorobadas, … hay que reconocer que son impresionantes. Grabadas en el sur de Australia, Raja Ampat, Bali, Sudáfrica, Fiji y Tonga.


4K Big Animals Showreel 2014 from Simon Buxton on Vimeo.

Unas manchas en las axilas

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Bueno, en realidad Eulogio se refirió a esa zona de su cuerpo como “sobacos”, pero le entendimos perfectamente. Nuestro paciente de esta semana tiene 66 años, está jubilado, es hipertenso (en tratamiento con lisinopril) y aparte de una hiperplasia benigna de próstata, no tiene otros problemas de salud.


Al menos hasta ahora, en que le han salido unas extrañas manchas en ambas axilas desde hace pocos meses, que apenas le molestan (un ligero escozor cuando suda), pero que no se marchan después de que su médico lo haya intentado con una crema de miconazol, y más tarde con prednicarbato tópico. No tiene ninguna otra lesión, tampoco en las ingles, ni en mucosas, y por lo demás se encuentra fenomenal. Con ganas de librarse de esas manchas, pero bien.

Fácil, ¿no? ¿Empezamos tratamiento directamente o se os ocurre alguna prueba que nos pueda asegurar el diagnóstico? ¿Qué le recetamos a Eulogio? ¿Cremas o pastillas? Ah! Y su mujer nos pregunta si esas manchas son contagiosas, que tiene dos nietos y no quiere que les salga nada raro en la piel.

Con esto se nos acaba el mes de enero, la respuesta ya en febrero, que el tiempo vuela, así que nos vamos con este precioso vídeo a Islandia, donde hay días en que no se pone el sol (en verano, claro).


Midnight Sun | Iceland from SCIENTIFANTASTIC on Vimeo.

Preguntas y respuestas de Dermatología del MIR 2015

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Siguiendo con la tradición de hace ya unos cuantos años, y junto a mis queridos compañeros Tomás Toledo y Mª José Alonso, un año más hemos tenido el placer de colaborar para corregir las preguntas de dermatología del MIR que acaba de tener lugar, en este macroproyecto de la Wikisanidad que coordina @Emilienko en el que un montón de voluntarios intentamos que el examen llegue a vuestras manos lo antes posible, con las respuestas comentadas. Así que sin más preámbulos, allá vamos con las de Dermatología y Cirugía Plástica (he de confesar que este año Tomás Toledo se nos ha adelantado y ha redactado las respuestas). Mucha suerte a todos!

Logo de este año, cortesía de Mónica López

PREGUNTA 27:
Un hombre de 68 años consulta por una pérdida del estado general en forma de astenia y anorexia y pérdida de 12 kg en los últimos 3 meses. La exploración física únicamente muestra un paciente delgado y la lesión en la planta de los pies que puede observarse en la figura 14. ¿Cuál le parece el diagnóstico más probable y/o actitud más adecuada?

  1. Buscaría factores de inmunodepresión, pues la lesión parece corresponder a una sarna noruega.
  2. La lesión cutánea parece una callosidad en una zona de apoyo fisiológico, por lo que de momento, no la consideraría relacionada con la pérdida del estado general.
  3. La lesión sugiere una forma palmo-plantar de psoriasis.
  4. Parece una forma de queratosis seborreica difusa asociada a la edad.
  5. Sugiere una queratodermia plantar paraneoplásica.


Respuesta correcta: 5.
En el contexto en el que se desarrolla la pregunta, con los tres de los síntomas de alarma de neoplasia oculta presentes (astenia, anorexia  y pérdida de peso de más del 10% en menos de seis meses), hay que pensar en una queratodermia palmoplantar paraneoplásica. Generalmente aparece como  secundario a adenocarcinomas, relacionado por una segregación de queratina 20 mutada y BRC1 por mutaciones en el gen 17q21

PREGUNTA 28:
Pregunta vinculada a la imagen nº 14
Supongamos que el paciente no refiere ningún antecedente familiar de interés, nunca ha tomado drogas ilícitas ni recibe tratamiento médico habitual. Una analítica realizada en una mutua privada muestra una anemia microcítica e hipocroma, una función tiroidea normal, una serología para el VIH negativa y una determinación de arsénico también negativa. La radiografía de tórax es normal. Para proseguir el estudio se podrían realizar numerosas pruebas. ¿Cuál cree Ud. que nos podría ayudar más en este momento?
  1. Un aspirado de médula ósea.
  2. Un estudio inmunológico completo con ANA, ANCA y complemento.
  3. No haría más pruebas inmediatamente y seguiría la evolución clínica durante un mes.
  4. Una fibrogastroscopia.
  5. Una biopsia de la lesión plantar.

Respuesta correcta: 4
Las anemias microcíticas e hipocromas sugieren pérdida de sangre de manera crónica. A sabiendas de esto y vista la explicación de la pregunta anterior, la respuesta correcta sería la 4, si seguimos pensando en un adenocarcinoma, posiblemente de esófago (nos faltan datos para saber si es una acroqueratosis de Bazex). Por curiosidad: la biopsia de la lesión no aportaría información alguna que permitiera el diagnóstico.

PREGUNTA 31:
Pregunta vinculada a la imagen nº 16.
Paciente de 84 años que presenta una lesión tumoral ulcerada que se muestra en el cuero cabelludo de más de 20 años de evolución. No adenopatías locoregionales palpables. Evidentemente, la lesión deberá ser biopsiada para confirmación diagnóstica, pero a priori, ¿cuál de los siguientes diagnósticos le parece más probable?

  1. Tumor de células de Merkel.
  2. Carcinoma basocelular.
  3. Carcinoma escamoso.
  4. Melanoma maligno amelanótico.
  5. Linfoma cutáneo de células B.


Respuesta correcta: 2
Esta respuesta puede responderse sólo con leerla, sin ver la foto: con 20 años de evolución, únicamente puede corresponder a un carcinoma basocelular. El resto de las opciones no tienen un tiempo de evolución tan largo o dan efectación adenopática. La foto confirma ese diagnóstico, (carcinoma basocelular variedad Ulcus rodens).

PREGUNTA32: 
En caso de tratar a la paciente quirúrgicamente con márgenes de resección adecuados, ¿qué pronóstico considera más probable?
1. Curación muy probable con moderada posibilidad de recidiva local y muy remota posibildad de metástasis a distancia.
2. Recidiva local con una probabilidad aproximada del 50%.
3. Probabilidad de metástasis ganglionares superior al 50%.
4. Probabilidad de metástasis a distancia superior al 30%.
5. En este caso no debe plantearse el tratamiento quirúrgico como única opción terapéutica.

Respuesta correcta: 1

Dado que damos como bueno el diagnóstico de carcinoma basocelular, y si decidimos optar por el tratamiento quirúrgico, que es el de elección, se trata de un tumor con agresividad local y pocas posibilidades de ocasionar enfermedad a distancia. Sin embargo, han escogido un caso bastante extremo con una lesión muy grande y no sabemos las comorbilidades de la paciente. A día de hoy existen otras alternativas terapéuticas para el tratamiento del carcinoma basocelular irresecable (vismodegib), con lo que abre la puerta a la respuesta nº 5 (en este caso probablemente esta pregunta sería impugnable).

PREGUNTA 135:
Joven que acude a urgencias por quemadura por llama de segundo grado del 10% de la superficie corporal, afectando al brazo derecho de forma extensa y circular. No se halla pulso arterial en la mano medido por doppler. ¿Cuál es el tratamiento de elección?

 1. Curas con sulfadiacina argéntica oclusivas y evaluación de la profundidad a la semana.
 2. Drenajes linfáticos y valorar un by-pass vascular.
 3. Escarotomia o incisiones de descompresión de urgencia.
 4. Conducta expectante.
 5. Amputación de la extremidad.

Respuesta correcta: 3
La pregunta tiene trampa: habla de una quemadura del 10% de la superficie corporal y el tratamiento de elección para quemaduras de segundo grado menores del 20% del BSA debe ser tópico y vigilar. Sin embargo hay un signo de alarma: no tiene pulso arterial y la quemadura es circunferencial al miembro. Esto supone una emergencia que, de dejarse evolucionar, comprometerá la viabilidad del miembro afecto y terminar en amputación: hay que realizar una escarotomía de urgencia con la finalidad aliviar la presión del tercer espacio sobre el tronco vascular arterial.

PREGUNTA 145:
¿Cuál de las siguientes enfermedades cutáneas está asociada con la enfermedad celiaca?
  1. Dermatitis atópica.
  2. Dermatitis herpetiforme.
  3. Moluscum contagioso.
  4. Granuloma anular.
  5. Rosácea.

Respuesta correcta: 2
Clásicamente, la dermatitis herpetiforme es la manifestación cutánea de la enfermedad celíaca. Todos los pacientes con dermatitis herpetiforme tienen hipersensiblidad al gluten en algún grado, por lo que ésta puede ser asintomática desde el punto de vista digestivo (esto es, no todos los pacientes celíacos tienen dermatitis herpetiforme).

PREGUNTA 25 (ectópica):
Pregunta vinculada a la imagen nº 13.
Un hombre de 31 años refiere una clínica de inicio brusco de escalofríos, fiebre alta, dolores articulares y musculares, exantema máculo-papular de predominio en extremidades, dolor de cabeza y fotofobia. No refiere ningún antecedente patológico de interés ni viaje al extranjero en los últimos años. No es consciente de la existencia de enfermedades transmisibles en su entorno inmediato. Vive en una zona residencial suburbana del levante español.
En la exploración física destaca la escara de color negruzco que puede observarse en la imagen.
Señale el vector transmisor de la enfermedad que con más probabilidad presenta el paciente.
  1. Ixodes ricinus.
  2. Riphicephalus sanguineus.
  3. Aedes aegypti.
  4. Pediculosis corporis.
  5. Dermacentor variabilis.



Respuesta correcta: 2
Pregunta difícil: el cuadro que nos cuenta es el de una Fiebre botonosa mediterránea (nunca mejor dicho y pista importantísima, ahora veremos por qué): la presencia de un cuadro de inicio brusco, con fotofobia, mialgias y, sobretodo, de la “tache noire” (mancha negra) deben hacernos pensar en ese cuadro y no en la Enfermedad de Lyme, que además de una clínica distinta, es más típica en climas más fríos que el Levante. El vector de la FBM es la garrapata del perro o Rhipicephalus sanguineus. El del Lyme es el Ixodes ricinus.

Fuentes:
  • Camacho Martínez, FM, Moreno Giménez, JC, Sánchez Conejo-MIR, J. Manual de Dermatología. Madrid: Ed. Grupo Aula Médica; 2010.
  • Bolognia J, Jorizzo J, Schaffer, JV. Dermatology 3rd Edition. Philadelphia: Elsevier-Mosby; 2012.
  • Taberner, R Dermapixel, Blog de Dermatología Cotidiana. Accesible en http://www.dermapixel.com/ (último acceso, 1 febrero 2015).
  • Alonso, MJ. Dermatología y más  cosas. Accesible en http://dermatologiaymascosas.blogspot.com.es/ (último acceso, 1 febrero 2015).
  • Elaboración propia.

NOTA PARA LOS SEÑORES QUE PONEN LAS PREGUNTAS DEL MIR.
Seguro que pueden encontrar fotos clínicas mejores que ésas. En serio, no es tan difícil.



Eritrasma: una bacteria fluorescente

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Lo que tenía Eulogio en la piel de sus axilas no eran hongos, sino una infección bacteriana relativamente frecuente llamada eritrasma.
No es nada grave ni espectacular. No vamos a salvar vidas, pero se trata de una entidad de fácil diagnóstico y aún más fácil tratamiento, así que vale la pena perder 5 minutos en conocerla.

El eritrasma es una infección superficial de etiología bacteriana, causada por un bacilo aerobio gram-positivo, el Corynebacterium minutissimum.
Su prevalencia es difícil de valorar precisamente por considerarse una patología banal y poco sintomática, lo que hace que muchos pacientes no lleguen a consultar al médico. En un estudio sobre 754 estudiantes, se detectó que el 19% de los mismos presentaban este cuadro clínico, aunque otros estudios arrojan porcentajes aún mayores.
Se presenta en adultos sanos, aunque pacientes diabéticos, ancianos o inmunocomprometidos tienen mayor riesgo de padecer esta infección. Circunstancias que favorezcan la oclusión o la maceración (incluida la obesidad y la hiperhidrosis), también favorecen la infección. En niños es muy poco frecuente.

Su agente etiológico, el Corynebacterium minutissimum, es en realidad un componente de la flora bacteriana normal de la piel. En condiciones adecuadas (maceración, humedad, oclusión, etc.) al bicho le da por proliferar como si no hubiera un mañana, limitándose al estrato córneo de la piel, y produce la infección. Las especies de Corynebacterium pueden causar otras patologías cutáneas, como la tricomicosis axilar y la queratolisis punctata.

Típica fluorescencia en rojo-coral del eritrasma

Clínicamente lo más frecuente es que afecte los espacios interdigitales de los dedos de los pies, seguido de las ingles y de las axilas. En los pies, el eritrasma puede presentarse concomitantemente con dermatofitos o cándidas. En el caso del eritrasma intertriginoso (que es el que nos ocupa esta semana), se presenta como unas máculas o placas apenas sobreelevadas eritemato-marronosas, que se localizan en axilas, ingles o áreas submamarias. A menudo las zonas afectas presentan una fina descamación y la piel ligeramente arrugada, como en “papel de fumar”. Las lesiones suelen ser asintomáticas o mínimamente pruriginosas.
Más raramente, se han descrito las variantes disciformes, genitales o perineales, o al menos eso dicen los libros.

Bien, ya tenemos la sospecha clínica, pero ¿cómo confirmamos el diagnóstico? Aquí es donde la luz de Wood nos va a ser de muchísima utilidad, y es que la exploración con la lámpara de Wood es el método de elección para asegurar el diagnóstico, ya que el cultivo no se realiza de rutina y es complicado. Y aunque es cierto que esta bacteria podría detectarse en una biopsia cutánea con tinciones especiales como la tinción de Giemsa y el PAS, a nadie se le ocurre (a no ser que sospeche otras enfermedades más relevantes), realizar una biopsia para diagnosticar un eritrasma cuando podemos detectar la típica fluorescencia en rojo coral con la lámpara de Wood, método no invasivo y fácil de utilizar (si tenemos el cacharro en cuestión, claro, pero no estamos hablando de tecnología sofisticada).
Esta fluorescencia rojo-coral que podemos ver en la imagen de nuestro paciente se debe a la producción de porfirinas por parte de Corynebacterium minutissimum. Ojo porque si al paciente se le ha ocurrido ducharse justo antes de la consulta (aunque parezca mentira, algunos tienen ese detalle) podemos encontrarnos con falsos negativos, ya que las porfirinas son solubles en agua. Conclusión: Eulogio no se había duchado ese día, pero eso nos permitió realizar un diagnóstico de certeza con un método nada invasivo y casi mágico.

Aunque dicho así todo parece muy sencillo, en algunas ocasiones nos plantearemos el diagnóstico diferencial con otras entidades que pueden dar lugar a lesiones similares, como la dermatitis seborreica, la psoriasis invertida, el intértrigo candidiásico, las dermatofitosis, la pitiriasis versicolor, la parapsoriasis en placas, etc.

¿Qué hay del tratamiento? Pues que aunque no tenemos que complicarnos demasiado, sí que es cierto que las recurrencias son frecuentes. En general, se prefiere tratamiento tópico en lesiones localizadas y poco sintomáticas, aunque en algunas ocasiones puede estar indicado el tratamiento sistémico.
Si optamos por iniciar tratamiento tópico, lo más recomendado es el ácido fusídico 2 veces al día durante 2 semanas o clindamicina 1% en solución 2-3 veces al día durante 1-2 semanas. La eritromicina al 2% es otra alternativa. Aunque es una infección bacteriana, lo cierto es que algunos antifúngicos tópicos pueden mejorar las lesiones (oxiconazol, miconazol, tioconazol o econazol).
En pacientes con lesiones extensas, sintomáticas o con recurrencias tras tratamiento tópico, podemos plantear antibióticos orales, como eritromicina 250 mg/6h durante 14 días o una dosis única de 1g de claritromicina. Como siempre, habrá que valorar si vale o no la pena.
La terapia fotodinámica también se ha postulado como un posible tratamiento, aunque su precio y logística hace que no se nos ocurra planteárnoslo, al menos en nuestro ámbito, y para esta indicación.

Y como siempre, insistir en la prevención para intentar evitar las recurrencias, con medidas de tipo higiénico encaminadas a evitar la maceración y oclusión en esas zonas.

A Eulogio le recetamos clindamicina tópica, en solución, y las lesiones remitieron después de dos semanas de tratamiento. Ya veremos si le vuelven a salir con el tiempo.
La luz de Wood como herramienta diagnóstica en dermatología es un tema apasionante, así que en unas cuantas semanas prometo tratarlo con mayor profundidad.

Nota: Agradezco al Dr. Onofre Sanmartín (del IVO en Valencia) su amabilidad por haberme cedido las imágenes correspondientes al caso de esta semana.

Hoy viajamos a Sri Lanka. Tuve la suerte de poder visitarlo hace ya algunos años. Si tenéis la oportunidad, no lo dudéis, es un destino increíble.


ISLAND of DHARMA from Piotr Wancerz / Timelapse Media on Vimeo.

Me pican los dedos

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Alexis entra en la consulta enfurruñado. Tiene 15 años y mejores cosas que hacer que ir de médico en médico. Lleva ya una semana con unas cosas rojas en los dedos de las manos que le pican muchísimo. Sus padres lo llevaron primero a su médico de familia, y como que días después seguía igual, fueron a urgencias al hospital. Tardaron un montón en atenderle, la sala de espera estaba llena de gente tosiendo (dicen que estamos en plena epidemia de gripe). Pero unas horas después salieron de allí con un informe en la mano y una cita para el dermatólogo al día siguiente. A ver si le decían de una vez lo que era eso que le había salido, porque nunca le había pasado nada parecido. En realidad sus padres parecían preocupados, y él estaba empezando a asustarse porque todo el mundo ponía cara rara al verle las manos.



En realidad Alexis se encuentra bien. No ha tenido fiebre, ni ninguna otra sintomatología. Es un chico sano sin ningún problema de salud, y no le había salido nada remotamente parecido en ninguna otra localización de su cuerpo. Vamos, que no puede ser nada grave, así que no entiende muy bien esas caras de desconcierto. Sólo quiere que le den algo para que se le pasara ese picor horrible e irse a casa de una vez (con suerte se libra de ir al instituto por segundo día consecutivo).
Podéis ver las lesiones en las imágenes, así que me ahorro la descripción. No había lesiones ulceradas, simplemente esas máculas eritemato-violáceas en el dorso y laterales de los dedos de ambas manos.

¿Qué os parece? ¿Nos preocupamos o no es nada importante? ¿Se ha ganado Alexis una biopsia? ¿Un análisis de sangre? ¿De orina? ¿Unas serologías? ¿Tendrá que ver con la epidemia de gripe? ¿Lo mandamos al instituto? ¿Y el tratamiento? ¿Alguna otra recomendación?
Aquí seguimos sin bucear, por frío y mal tiempo, así que os dejo con un timelapse de auroras boreales que viene ni que pintado. Abrigaos bien y cuidadín en la carretera.


SOARING from Ole C. Salomonsen on Vimeo.

Eritema pernio: no son más que sabañones

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Parecía evidente que lo que tenía Alexis eran simplemente sabañones, aunque el hecho de ser valorado previamente por otros profesionales sin un diagnóstico claro y la presencia de unos padres angustiados contribuyeron de manera significativa a sembrar un resquicio de duda que nos llevó a solicitar una analítica (con un estudio inmunológico que probablemente podríamos habernos ahorrado) y una visita de control 10 días más tarde, en la que las molestias habían remitido y las lesiones se encontraban en proceso de resolución. Eso sí, Alexis había pillado un gripazo de cuidado (probablemente en la sala de espera de urgencias), que quizá también podría haberse ahorrado.

Pero nos viene de perlas para refrescar (nunca mejor dicho) una patología olvidada, al menos en nuestra tierra (Mallorca) donde es extraño que tengamos inviernos demasiado duros. Por eso, cuando nos encontramos en plena ola de frío y los pacientes empiezan a consultar por este motivo, conviene incluir el eritema pernio (perniosis o sabañón) en el diagnóstico diferencial de estas lesiones.

El eritema pernio o perniosis (no confundir con lupus pernio, que es una forma de sarcoidosis cutánea), en inglés, chilblains, se caracteriza por la aparición de lesiones eritro-cianóticas acrales inducidas por las bajas temperaturas.

Los datos epidemiológicos de esta entidad son muy limitados seguramente por su elevada frecuencia, y desde luego se presenta en personas expuestas a bajas temperaturas ambientales, sobre todo mujeres jóvenes y de mediana edad, aunque cualquier persona puede verse afectada. Parece que es más frecuente en personas con un bajo índice de masa corporal (se ve que la grasa protege).

Aunque se trate de una entidad común, su patogenia sigue siendo un misterio. Parece obvio que se trata de una respuesta vascular anómala al frío, que por vasoconstricción o vasoespasmo provocaría una hipoxemia que estimularía una respuesta inflamatoria y las consiguientes lesiones cutáneas. Además también se han postulado como posibles agentes etiológicos fenómenos de hiperviscosidad, daño endotelial de la microcirculación o la presencia de autoanticuerpos.

Alexis, al cabo de 10 días de la primera visita

Clínicamente los sabañones se manifiestan como lesiones aisladas o múltiples, en este caso con una distribución simétrica, en forma de máculas, pápulas o nódulos eritematosos o violáceos y edematosos. La localización más típica es en el dorso de los dedos de las manos. Menos frecuentemente se pueden afectar los dedos de los pies, las plantas, los pabellones auriculares o la punta nasal. Incluso las nalgas o muslos, en algunas ocasiones. La presencia de ampollas o ulceraciones es rara, pero hay que tenerla en cuenta (y en estos casos ojo con la posible sobreinfección). El paciente nos explicará una sintomatología de dolor, sensibilidad o prurito, que pueden ser muy intensos y molestos. Su evolución puede ser aguda o crónica, de manera que en los casos agudos idiopáticos, las lesiones suelen aparecer a las 12-24 horas de la exposición al frío y se resuelven de 1 a 3 semanas más tarde. Los casos crónicos se manifiestan como episodios recurrentes e intermitentes, o bien como lesiones que pueden persistir durante varias semanas. Es muy raro que los brotes sigan una vez pasado el frío invernal.

¿Hay que preocuparse o es algo banal y pasajero? Pues aunque la gran mayoría de los casos son idiopáticos y no tienen más trascendencia que las molestias que provocan, en algunas ocasiones se pueden asociar a otras patologías, como trastornos hematológicos (paraproteinemia), enfermedades autoinmunes, hepatitis víricas o neoplasias. Que no cunda el pánico: casi siempre se trata de asociaciones puntuales, y no disponemos de datos suficientes para confirmar una relación causal entre estas enfermedades. La significación de ciertas anomalías de laboratorio (como crioaglutininas, crioglobulinas o anticuerpos antifosfolípido) tampoco está clara del todo. En cambio, sí que parece más firme la relación con lupus eritematoso y perniosis (eso no quiere decir que tengamos que realizar exploraciones complementarias más allá de la anamnesis en todo paciente con sabañones).

El diagnóstico debería ser clínico en prácticamente todos los casos, ante lesiones compatibles en localizaciones acrales desencadenadas por el frío, reservándonos las biopsias para casos atípicos y las analíticas para cuando por la presentación sospechemos una enfermedad sistémica concomitante. Además, las biopsiasno son específicas (edema de la dermis papilar, e infiltrado linfocítico denso perivascular y perianexial, y ocasionalmente la presencia de queratinocitos necróticos y una vasculitis linfocítica).

El diagnóstico diferencial, además del lupus eritematoso, incluye la acrocianosis, la paniculitis por frío, el fenómeno de Raynaud, la crioglobulinemia y (aunque es excepcional) el síndrome de Aicardi-Goutières.

El tratamiento va dirigido sobre todo a evitar los desencadenantes, o sea, el frío, reservándonos la terapia farmacológica para aquellos casos más rebeldes o severos. Aunque sea una obviedad, debemos insistir en medidas protectoras contra el frío (guantes, calzado adecuado, ropa…). Además es una buena oportunidad para, en aquellos pacientes fumadores, aconsejarles que dejen el tabaco (por su efecto vasoconstrictor, es un desencadenante claro). Desde el punto de vista farmacológico se utilizan corticoides tópicos de potencia media o alta y, en los casos más severos, el nifedipino (oral), 20 mg/8h es el fármaco con más evidencia (valorando siempre el perfil beneficio-riesgo por sus posibles efectos secundarios). También se han descrito casos de éxito más anecdóticos con otras terapias como prednisona oral, prazosina, pentoxifilina, nicotinamida, minoxidil tópico, tacrolimus tópico…

A Alexis simplemente le recomendamos guantes y mometasona tópica. No fue necesario nada más (bueno, los antigripales).

Podéis consultar este artículo de nuestro compañero Sergio Vañó sobre el tema, yo esta semana he tomado el UpToDate como referencia para hacer este repaso.

Y justo cuando creíais que os iba a poner un vídeo de montañas nevadas, nos sumergimos en aguas de Rangiroa para ver al apneista Guillaume Nery dejándose llevar por la corriente en el arrecife. De lo más alucinante que he visto últimamente.


OCEAN GRAVITY from Les films engloutis on Vimeo.

Una alopecia extraña

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Serafín es un chico de 32 años, que no nos explica ningún antecedente relevante, salvo que no está atravesando la mejor época de su vida: acaba de quedarse en el paro (antes trabajaba en una agencia inmobiliaria) y hace 3 meses que se ha separado de su mujer. Pero no le han enviado al dermatólogo por eso, claro, sino porque desde hace unos 2 meses ha notado que se le cae el pelo. El pelo de la cabeza, pero de un modo un tanto extraño, formando placas alopécicas en todo el cuero cabelludo, no descamativas y sin signos inflamatorios que podamos observar. No había notado caída en otras zonas del cuerpo, y conservaba cejas y pestañas.


Serafín lleva el pelo muy corto, así que podemos ver las placas perfectamente. Cree que “son los nervios”, “normal, con lo que estoy pasando”. En la farmacia le dieron unas vitaminas “buenas para el pelo”, lleva un mes tomándoselas, pero parece que la caída va a más, y por eso su médico nos lo ha derivado a la consulta, después de realizarle una analítica de sangre que no reveló anemia ni ningún problema de tiroides.

De momento ésta es toda la información de que disponemos, aunque aún estamos a tiempo de hacer más preguntas a nuestro paciente (ya os las contesto yo). ¿Cómo abordaríais este caso? ¿Es de los nervios? ¿Le faltan vitaminas? ¿Pedimos una analítica más completa? ¿Un cultivo? ¿O realizamos una biopsia? ¿Y el tratamiento? ¿Corticoides? ¿Minoxidil? ¿Más vitaminas? ¿Son hongos? ¿Le volverá a salir el pelo a Serafín?

Intentaremos contestar a todas estas preguntas el próximo miércoles, siguiendo la tradición. Pero hoy es San Valentín (seguramente el caso de esta semana no pegue un día como hoy, ¿o quizás sí?). Por si acaso, el vídeo de hoy va de amores (y desamores).


Salvation Army - Valentine's Day from Paulo Passaro on Vimeo.

Si no usas condón, se te va a caer el pelo

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¿Qué tendrán que ver los preservativos con la caída del pelo? Pues si lo que tienes es una sífilis secundaria, puede que mucho, porque la alopecia sifilítica, aunque infrecuente, es una de las manifestaciones de esta enfermedad. Y no, la sífilis no es una cosa del pasado, sino que cada vez vemos más casos (al menos en Baleares).

Aunque el diagnóstico lo confirmaremos mediante la realización de serologías, es importante conocer esta forma de presentación, ya que si no, puede ser que nunca lleguemos al diagnóstico (o que lo hagamos demasiado tarde). Y este tipo de alopecia tiene una serie de particularidades que nos deben hacer sospechar y, por tanto, solicitar la analítica correspondiente, como hicimos con Serafín, nuestro paciente de San Valentín.

La alopecia sifilítica, como hemos dicho, no es demasiado frecuente. Diversos estudios arrojan unas cifras de presentación entre el 4 y el 12,5% en la fase secundaria de la enfermedad, y se conoce desde 1940 cuando McCarthy la describió, siendo más frecuente en pacientes homosexuales varones.

Desde el punto de vista clínico se trata de una alopecia no cicatricial, que puede presentarse como única manifestación o acompañando otras lesiones de secundarismo luético. Se suele describir como placas parcheadas o una alopecia más difusa, aunque lo más característico es lo primero, que se describe como un patrón “apolillado”, que es lo que nos debe hacernos pensar en esta entidad si somos rápidos de reflejos. A partir de ahí, una anamnesis más o menos dirigida preguntando por lesión primaria (chancro), lesiones en mucosa oral u otras manifestaciones nos puede hacer llegar a la confirmación del diagnóstico después de solicitar la analítica con las serologías y, por supuesto, descartar otras infecciones de transmisión sexual, incluidas la infección por el VIH y las hepatitis víricas, además de preguntar por síntomas de uretritis.

¿Qué haríamos sin penicilina?

El diagnóstico diferencial ante esta presentación se plantea con un efluvio telógeno o incluso con una alopecia androgénica (en los casos de alopecia difusa) o, en los casos más típicos de placas apolilladas, con otras formas de alopecia no cicatricial, sobre todo la alopecia areata (de un inicio más súbito, con pelos en “signo de admiración”), tiña capitis no inflamatoria o tricotilomanía.

¿Y por qué en la sífilis se te cae el pelo? En realidad la patogenia de la alopecia sifilítica no está del todo clara (para variar), y en muy pocos casos se ha conseguido demostrar la presencia de espiroquetas en el folículo piloso o alrededores (recordemos la imposibilidad de cultivar el bicho en cuestión). Los hallazgos histológicos descritos consisten en taponamiento del folículo, un infiltrado linfocítico perivascular y perifolicular y un aumento de folículos en telógeno. En algunos casos podemos ver células plasmáticas, y lo que no suelen verse son eosinófilos peribulbares, a diferencia de la alopecia areata.

Una vez confirmado el diagnóstico (mediante las serologías treponémicas y no treponémicas), el tratamiento va a depender dependiendo de si existe o no coinfección por VIH, del estadío de la enfermedad (aunque ya hemos dicho que la alopecia sifilítica es característica de la fase secundaria) y de la presencia o no de neurosífilis. En casos no complicados, y sin infección por VIH el tratamiento estándar (si el paciente no es alérgico) consiste en la administración intramuscular de penicilina G benzatina, 2.4 millones de unidades. En aquellos pacientes alérgicos a la penicilina, la pauta de elección es doxiciclina oral 100 mg/12h durante 2 semanas o azitromicina 500 mg/d x 1 semana. Sin embargo, estas alternativas no atraviesan la barrera hemato-encefálica de manera adecuada, así que no serían absolutamente infalibles a la hora de prevenir la neurosífilis (además cada vez hay más casos de sífilis resistentes a los macrólidos). Otro día nos entretendremos más en el aspecto terapéutico, que la cosa da para mucho. Mientras llega ese día, aquí tenéis las guías actualizadas del CDC del 2010, que por cierto también tienen versión para smartphone. Además se recomiendan controles serológicos a los 6, 12 y 24 meses para comprobar la disminución de los títulos de anticuerpos (no, no es necesario pedirles analíticas cada mes).

A Serafín lo tratamos con penicilina según el esquema habitual y le volvió a salir el pelo, sin que presentara otras complicaciones.

Pero como siempre, el mejor tratamiento es la prevención. Así que en San Valentín y durante el resto del año, mejor con preservativo. Os dejo este vídeo sobre el tema (es un anuncio, pero me ha hecho gracia).


LEEM - LA SYPHILIS from gregory Puyperoux on Vimeo.

Un lunar alargado y un cumpleaños

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Se llama Irina y tiene 6 años. Sus padres la traen a la consulta por un “extraño lunar” en su axila izquierda. No recuerdan muy bien desde cuándo lo tiene, al nacer creen que no lo tenía, pero debió aparecer en el primer año de vida, y fue creciendo poco a poco y adoptando un tono más oscuro hasta quedarse como está ahora. Nunca le ha ocasionado ninguna molestia y tampoco ha sangrado, aunque en los meses más calurosos sí que dice que le pica un poco.


Se trata de una serie de pápulas de color marrón claro adoptando una formación arrosariada, como “en fila”, sin que podamos observar a la exploración otras lesiones similares ni otro tipo de manchas en la piel. Irina es una niña sana, sin hermanos, y no tiene ningún problema de salud. Sólo ese lunar “alargado” que despista un poco a sus padres.

¿Cómo denominamos a esta lesión? ¿Tendremos que controlarlo a partir de ahora? ¿Hay que protegerlo del sol? ¿O se quita directamente y listos? ¿Tenemos que investigar otras cosas o no hace falta que nos preocupemos?

Ya iba tocando un caso pediátrico, así que vamos allá. La respuesta el miércoles, como siempre. Hoy nos adentramos en el mundo del vídeo macro, pero no en las profundidades del océano, sino en nuestra misma casa.

Gracias a Mónica por este dibujo,  regalo de aniversario.

NOTA: Tal día como hoy hace ya 4 años, Dermapixel empezaba sus andanzas en un mar de dudas (bueno, en realidad fue el 20 de febrero de 2011). Gracias al apoyo recibido de todos vosotros y con casi 4 millones de visitas, encaramos con ilusión el 5º año de blog. Que no decaiga!

Nevo epidérmico verrugoso: a veces no hay que hacer nada

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El concepto “nevo epidérmico” es un término generalizado que engloba varios tipos de proliferaciones hamartomatosas del epitelio. Vamos, que si la estructura que predomina es la epidermis superficial hablamos de nevo epidérmico verrugoso (que puede estar o no inflamado), si son las glándulas sebáceas, de nevo sebáceo; en el caso de los folículos pilosos, de nevo comedónico; si lo hacen las glándulas ecrinas, nevo ecrino (lo mismo para el nevo apocrino); si es un batiburrillo de epidermis superficial, folículos pilosos, músculos lisos y melanina, nevo de Becker, y si lo que prolifera es el epitelio mucosos, hablamos de nevo blanco esponjoso.

Para terminarlo de complicar, está descrita una amplia variedad de síndromes complejos en relación a la presencia de este tipo de lesiones (como el síndrome de Proteus, la facomatosis pigmento-queratósica, el síndrome CHILD, el síndrome del nevo sebáceo y un amplio etcétera) pero hoy nos centraremos en el caso que nos ocupa esta semana: el nevo epidérmico verrugoso.

En general, los nevus epidérmicos se presentan en 1 de cada 1.000 nacidos vivos, y se estima que el 80% de las lesiones aparecen en el primer año de vida, con la misma prevalencia entre niños y niñas, siendo la mayor parte de los casos esporádicos.

Biopsia (tinción H&E) de un nevo epidérmico lineal de otro paciente (cedida por F. Terrasa)

Ya entrando en materia, el nevo epidérmico verrugoso también se conoce como nevo epidérmico verrugoso lineal o nevo epidérmico lineal.
Clínicamente se caracterizan por ser pápulas verrugosas del color de la piel (a veces de color marrón), que se agrupan y conforman lesiones más o menos lineales, localizadas o difusas. Si son lo suficientemente grandes, a veces pueden seguir las líneas de Blaschko.
Cuando son muy extensos hablamos de nevus verrugosos sistematizados, los cuales suelen adoptar una configuración transversal en el tronco y lineal en las extremidades.
Los nevus epidérmicos verrugosos suelen ser asintomáticos, pero cuando se presentan con prurito, eritema y descamación, es muy probable que nos encontremos ante una variedad denominada nevo epidérmico verrugoso lineal inflamatorio (conocido con el acrónimo NEVIL), que pueden ser complicados de diferenciar de una psoriasis lineal.
Los nevus epidérmicos lineales pueden aumentar de tamaño durante la infancia, aunque suelen estabilizarse posteriormente sin dar mayores complicaciones. La aparición de lesiones cancerosas sobre los mismos es rarísima (carcinoma basocelular y carcinoma epidermoide), y es más frecuente en personas mayores.

Los casos típicos son fáciles de diagnosticar clínicamente, pero en algunas ocasiones habrá que establecer el diagnóstico diferencial con entidades tan variopintas como la enfermedad de Darier lineal, la poroqueratosis lineal, el liquen plano lineal, el nevo sebáceo, la incontinencia pigmenti, el liquen estriado o la psoriasis lineal.
Como cosa excepcional pero curiosa, decir que algunos (muy pocos) pacientes con nevus epidérmicos lineales tienen hijos con hiperqueratosis epidermolítica (trastorno que resulta de una mutación en la queratina 10), como resultado de dos líneas celulares distintas en las células del nevo epidérmico del progenitor (mosaicismo), de manera que si la evaluación histológica muestra hallazgos compatibles con hiperqueratosis epidermolítica, el paciente corre riesgo de tener descendencia con este síndrome.

Desde el punto de vista histológico, existen bastantes variantes del nevo epidérmico verrugoso, aunque en más del 60% de los casos las lesiones mostrarán acantosis, papilomatosis e hiperqueratosis. En el NEVIL se observa un infiltrado inflamatorio crónico en dermis, hiperplasia epidérmica psoriasiforme y bandas alternadas de ortoqueratosis y paraqueratosis (con una granular ausente por debajo de las áreas de paraqueratosis).
Sin embargo, la biopsia no suele ser necesaria en los casos de lesiones pequeñas no complicadas.

El tratamiento también puede no ser necesario en lesiones asintomáticas y de pequeño tamaño. En el caso de que el paciente desee tratamiento, en principio la extirpación completa de la lesión (hasta dermis profunda) sería lo indicado. Claro que en función del tamaño y localización esto no siempre es posible (con unas garantías razonables de un buen resultado estético), de manera que existen otros tratamientos que pueden estar indicados en función de cada caso, desde el tratamiento con láser ablativo, la electrocoagulación o la crioterapia (quizá menos recomendable). Sobra decir que si existe sospecha de transformación maligna, el tratamiento sería el quirúrgico.
En algunos casos el tratamiento médico con retinoides tópicos (o incluso sistémicos) o calcipotriol pueden utilizarse de manera adyuvante en lesiones inflamatorias, aunque naturalmente no van a hacer que la lesión desaparezca.

Irina era demasiado pequeña para que la importunáramos, mucho menos tratamientos más o menos agresivos. Además su nevo epidérmico no le ocasionaba ningún problema y estaba en una localización poco visible, de manera que recomendamos el consabido “wait and see” y la dejamos tranquila. Veremos si cuando sea más mayor volverá a nosotros para que le quitemos la lesión.

Y hoy nos vamos al parque natural de Conero, en Italia, con este fantástico timelapse. Sobran las palabras.


© C O N E R O from Maurizio Pignotti on Vimeo.

Verde, que te quiero verde. Verde viento, verdes uñas

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Un poco más y Gabriela entra en la consulta recitando a Lorca. Pero ni el viento, ni las ramas. Lo que estaba verde era su uña. En concreto, la del primer dedo de su mano derecha. Hacía ya un par de meses que había empezado esta extraña metamorfosis, y afortunadamente nada más se le había puesto de ese color. Además, no le dolía, pero desde luego llamaba poderosamente la atención.


Gabriela es una mujer de 72 años, en tratamiento con antidiabéticos orales, un antihipertensivo y un hipolipemiante, aunque cuando le preguntamos si tiene alguna enfermedad, nos dice que ninguna, que ella se encuentra fenomenal. Si no fuera por esa uña tan rara. No recuerda haberse dado ningún golpe. Tampoco ha aplicado ningún tratamiento. No es que esté muy preocupada, pero tiene nietos de corta edad y le preocupa que les pueda contagiar algo. Bueno, eso y que esté transformándose en una especie de Hulk.

Poco más que añadir a la historia, al menos por el momento. ¿Qué hacemos con la uña de Gabriela? ¿La cultivamos? ¿O se la quitamos directamente? ¿Y el tratamiento? ¿Crema, laca o pastillas? ¿No habíamos quedado que se la quitábamos? Bueno, el miércoles intentaremos resolverlo. Mientras tanto, vuestros comentarios son bienvenidos.

Disfrutad del vídeo de hoy. Es un poco largo, pero no podréis dejar de verlo...


Ablaze 4K - Extended Director's cut from Henry Jun Wah Lee / Evosia on Vimeo.

Uñas verdes: a veces son Pseudomonas (y otras, no)

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Nos lo enseñaron de pequeñitos (bueno, de estudiantes de medicina): “Uñas verdes = infección por Pseudomonas”. Pero ojo, que la realidad nos demuestra que este axioma no siempre funciona.
El nombre técnico para referirse a una uña verde es cloroniquia (pensad en clorofila, verde que te quiero verde), aunque otros lo arreglan con un “síndrome de las uñas verdes” y tan campantes.

Pseudomonas en medio de Muller Hinton (con un disco de amikacina)

Como su propio nombre indica, este trastorno se caracteriza porque la lámina ungueal adopta una coloración verdosa (en ocasiones más amarillenta, otras con tonos marrones y a veces, más negruzca), que algunas veces se acompaña de paroniquia y de onicólisis distal de las uñas afectas.
La culpa de tanto verde es de la piocianina o pioverdina, metabolitos producidos por P. aeruginosa. Cuando ésta es la causa, se suelen afectar una o dos uñas, y como factores que predisponen a este tipo de infección se encuentran el trabajo manual en condiciones de humedad, diabetes mellitus, traumatismo previo o inmunosupresión. Cuidado porque, una vez instaladas en la uña, el bicho en cuestión constituye una fuente de infección (se han descrito miniepidemias en unidades de cuidados neonatales, por ejemplo, a partir de personal sanitario).

Cultivo + para Pseudomonas (en agar chocolate).

Está muy bien sospechar una infección por Pseudomonas ante una uña verde. Pero es aún mejor si podemos demostrarlo. Entre otras cosas porque condiciona el tratamiento y porque, digan lo que digan los libros de texto, las uñas verdes casi siempre corresponden a infecciones por Candida. De manera que un cultivo no es una mala idea: bacteriológico y micológico (recordemos que el primero lo tendremos en pocos días y el segundo, en un mes). Tampoco son raras las coinfecciones de Pseudomonas + Candida, en que tendremos que tratar los dos bichos.

¿A que esta uña también está verde? Pues es por una Candida albicans

Y es que el tratamiento es todo un reto (una vez más, las uñas pondrán a prueba nuestra paciencia y la de los pacientes). Hace ya tiempo repasamos las candidiasis ungueales, así que os remito a la entrada correspondiente. Pero si de verdad estamos ante una infección por Pseudomonas, lo primero es recomendar llevar las uñas cortitas (otra opción es realizar una avulsión ungueal pero quizá es demasiado radical como para recomendarlo de entrada). De todos es sabido que las Pseudomonas odian el ácido acético, así que de los remedios “naturales” que pueden tener cierto sentido es mojar esas uñas con vinagre diluido (natural, pero pura química), o incluso frotar la uña con hipoclorito sódico al 2% dos veces al día. Finalmente tendremos que decidir si está justificado un tratamiento oral con una quinolona (aunque en este caso los tratamientos deben ser de 2-3 semanas, y habrá que valorar el perfil riesgo-beneficio), o intentamos antes un tratamiento tópico, con sulfadiazinaargéntica, gentamicina o nadifloxacino (una quinolona que se utiliza para el acné vulgar), durante 1-4 meses.

A Gabriela le dijimos lo del vinagre y le recetamos gentamicina tópica durante varios meses, hasta que se curó (no tengo foto finish, tendréis que creerme). El cultivo fue positivo para Pseudomonas aeruginosa y no se aislaron hongos de ningún tipo.

Si os interesa, podéis ampliar la información en este artículo de Chiriac o este otro de Müller. Ah! Y doy las gracias desde aquí a las microbiólogas del hospital por haberme echado una mano, como siempre.

Hasta la semana que viene! Hoy un Timelapse urbano y nocturno en Gotham City (bueno, San Francisco). Pero parece que Batman vaya a aparecer en cualquier momento.


Gotham City SF // A Timelapse Film from Toby Harriman on Vimeo.

Un grano en la cara

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Caridad es una chica de 31 años que viene a la consulta por acné. Hace tiempo que pasó los 15 años, pero los granos siguen saliendo, sobre todo cuando le tiene que venir la menstruación. No es un acné muy severo, pero sí lo suficientemente persistente como para que empiece a estar un poco cansada. Tiene un fototipo claro y cuando le preguntamos por sus antecedentes, nos explica que a su abuela le tuvieron que extirpar un tumor de la cara, pero no sabe de qué tipo.

Pero a nosotros lo que nos llama más la atención es una lesión en el pliegue nasogeniano izquierdo. Cuando le preguntamos Caridad nos dice que eso no es nada, que no le molesta (aunque tampoco le gusta tener ese grano ahí). Hace unos dos años que le salió y ha ido creciendo muy lentamente hasta ahora.


Se trata de una pápula algo brillante, del color de la piel, de unos 4-5 mm de diámetro, y a simple vista se aprecia alguna telangiectasia. Esta vez no dispongo de imagen dermatoscópica, así que tendremos que conformarnos con la foto clínica.
Dejando de lado el acné de nuestra paciente (que trataremos convenientemente), ¿qué os parece esta otra lesión? ¿Corremos un tupido velo o la abordamos de alguna manera? ¿La extirparíais o esperamos a ver la evolución? Lo sabremos el próximo miércoles.
Bienvenidos al mundo del “yo no venía por eso”, tan frecuente en nuestras consultas.

Hoy vamos a bucear en aguas cálidas, en el Mar de Banda, entre las islas Célebes y las Molucas, en Indonesia.


Banda Sea: Ambon - Raja Ampat - Sorong from Nautic Life on Vimeo.
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