Básicamente eso es lo que nos explicó Anselmo nada más entrar en nuestra consulta. Su médico lo había enviado por pura desesperación. Anselmo, de 45 años, era diabético (en tratamiento oral), con una hipertrigliceridemia que trataba con dieta como podía y poca cosa más en cuanto a problemas de salud. Trabajaba en un almacén, pero tampoco podía relacionar sus problemas de piel con su actividad laboral (le pasaba lo mismo cuando estaba de vacaciones).
Nos explicaba que el picor había empezado dos años atrás, pero que había ido en aumento a lo largo del último año. Afortunadamente sólo le picaban las piernas, por debajo de las rodillas, sobre todo en la región pretibial y en las caras laterales, en la mitad distal, hasta más o menos el tobillo. Incluso se hacía heridas de tanto rascar. Había probado diferentes antihistamínicos y algunas cremas con corticoides, pero nos decía que no le servían de nada.
Cuando lo exploramos llamaban la atención unas pápulas liquenificadas muy marcadas en toda esa zona, así como excoriaciones por rascado. No vimos ampollas, vesículas ni otro tipo de lesión elemental. Las palmas y plantas se encontraban respetadas, así como las mucosas. Anselmo no nos refería ninguna otra sintomatología asociada, y tampoco lo relacionaba con ningún desencadenante. Revisamos toda su medicación y no había ningún medicamento introducido en los últimos tres años, así que no teníamos sospechosos farmacológicos.
¿Qué hacemos con Anselmo? ¿Se os ocurre alguna otra alternativa de tratamiento? ¿O mejor intentamos antes afinar un poco más el diagnóstico? ¿Con qué pruebas? Bueno, yo os dejo de momento, que hace mucho calor. Volvemos el miércoles con la respuesta.
Hoy vamos a refrescarnos con imágenes de Canadá Occidental. Disfrutadlas, porque son una pasada.
Canada - The True North from Man And Drone on Vimeo.